Un hombre de cincuenta años de edad caminaba alrededor de una sala. Caminaba en círculo en forma de protesta.
- Don Rafael, Don Rafael
El Hombre al escuchar que recitaban su nombre, se tapaba los oídos, tenía claro lo que vendría después, pero este día iba a ser distinto, no estaba dispuesto a seguir sonriendo como un imbécil.
- Don Rafael, le estoy hablando. El avión va a despegar. Más que alega y después anda todo sonriente.
Alzó la mirada enfrente y siguió completando el círculo. Las palmas de sus manos cada vez presionaban más sus orejas.
- Oiga, venga para acá inmediatamente, el avión va a despegar y se va a ir sin usted. Brasil es un bonito destino para pasar la tarde.
Rafael seguía caminando en círculo, tapándose las orejas con toda su fuerza.
-Ya pué, don Rafael, venga para acá, es el momento de sus vacaciones… Don Rafael, le estoy hablando, oiga, escuche… ¡Don Rafael!
El hombre a lo lejos vio una ventana que milagrosamente estaba con las cortinas descorridas. Se detuvo, miró a través de ella y vio un hermoso paisaje, un extenso valle verde junto a un cielo esplendorosamente azulado. Sintió algunos pájaros cantar y sonrió tristemente al acordarse de su genuina felicidad.
-Don Rafael, usted no me da mas remedio.
La mujer apretó un botón que estaba debajo de su mesa y al cabo de dos minutos llegaron unos tipos vestidos de blanco corriendo hacia Rafael que miraba estáticamente hacia la ventana que estaba al final del pasillo. Lo agarraron, le subieron sus brazos a la nuca. Rafael, furioso, se trató de zafar…
- Ya hombre, tranquilícese . Lo hacemos por su propio bien. Todos los que están acá deben tener su viaje feliz.
Rafael gritaba, estaba harto de la locura que abundaba dentro de ese lugar.
Su brazo le dolía, terriblemente, lo tenía todo torcido, pero no se rendía, trataba de tirar combos hacia atrás, uno, dos, tres. Afortunadamente, le dio un puñetazo certero en la boca del estomago a uno, éste se cayó al suelo dándose un fuerte impacto. Rafael, aprovechando la situación, empujo al otro que lo sostenía y fue corriendo contra la ventana que proyectaba el hermoso valle de fondo, fue corriendo a toda velocidad, cinco, cuatro, tres metros, ya sentía el aire fresco, dos metros, los pájaros cantaban armónicamente. Saltó enfrente de ella y atravesó el ventanal, quebrándolo en mil pedazos. Al caer al suelo, desde una altura de cinco metros, dolorido, se intentó parar, puso firme sus puños contra el suelo para darse un impulso, se levantó, herido y se dirigió hacia la salida. Cuando iba a medio camino hacia su libertad se entristeció al ver que una reja de cinco metros le impedía el cruce. Cansado, trató de escalarla, empezó a subir, ya cuando estaba a punto, sintió que un tipo, lo tiraba de una pierna hacia abajo hasta que cayó al suelo. Antes que Rafael pudiera dar su última pelea, el tipo le clavó una aguja en el brazo que lo llevó, nuevamente, al mundo de las risas.
Una semana después, Rafael salió de su pieza y se puso a caminar en círculos, sin comprender porque. En unas horas más disfrutaría del rico sol brasileño junto a su imaginaria piña colada.
miércoles, 6 de octubre de 2010
martes, 3 de agosto de 2010
Gritos al vacío
12 de marzo 1982
Lo había visto un par de veces caminando alrededor de la facultad. También lo había visto en el casino, almorzando, tomando una “Free”, siempre con una “Free”. Hoy, cuando estaba en el paradero, esperando la micro, sentí que alguien me tocó el hombro, me di vuelta y era él. Andaba con su típica chaqueta de cuero café gastada, totalmente taquilla y su pelo desordenado a lo chico rebelde. Hablamos por un rato, luego llegó mi micro y tuve que partir. Se despidió de un apresurado beso en mi mejilla y me dijo cerca de mi cara que había sido un placer conocerme.
17 de marzo 1982
Es increíble lo rápido que se ha ido dando todo. Ayer me invitó a salir. Fuimos al Apartamento de un amigo de él que está enfrente del cerro Santa Lucía, el descueve. Fue nuestra primera cita. Me pasó a buscar a las ocho en punto a la casa, me encantan los hombres puntuales, tienen todo bajo control. Entró, saludó educadamente a mis padres que tomaban la once y les dijo que me traería de vuelta antes de la doce. Cuando dijo eso, me reí internamente, me imaginaba como la cenicienta de Las condes. Antes de bajarnos donde su amigo, fue grosso, aparcó su auto en una calle de poca bulla. Metió la mano en su banano de cuero y sacó un pito. Me preguntó si fumaba y yo le dije que sí, que a veces. Le mentí. Lo prendió, aspiró fuerte y tiró relajado, el humo en el aire. Me lo pasó a mí, aspiré y me puse a toser como enferma. El se río de mí y me dijo que era una principiante, lo dijo con ese tono de voz grave que hace estremecer mi piel y yo le dije, también riendo, que nada que ver, que él era el principiante y que no sabía nada de la vida y él me respondió “ah sí ah” y yo le decía “Si po, así no mas” y él se acercaba hacia mí y yo le miraba su cara, apreciaba su nariz bien definida, sus labios delgados y él se acercaba, lentamente, respiraba cerca mío y el pito se consumía solo, en el cenicero y cubría todo el auto con una espesa nube de fragancia potente y él se acercaba cada vez más, cerramos los ojos en cámara lenta y nos besamos.
Con su amigo, hablaron por largo rato de el tema de unas fotos, así lo escuche detrás de la puerta de la cocina, cuando fui a ver por que se demoraba tanto.
Dio vuelta la página y se saltó varias hojas más. Agarró su taza de café y dio un pequeño sorbo que calentó su cuerpo. Miró hacia abajo y continúo leyendo.
20 de junio 1982
Pablo, ahora todo lo que hago gira o tiene la etiqueta de él. Ayer me dijo que nos fuéramos a tomar un café después de clases, pero lo extraño fue que mientras conversábamos de lo mejor, llegó su amigo que vivía en Santa lucía, jadeando, parecía que había corrido varios kilómetros y le dijo, acelerado, que debía hablar con él. Pablo lo miró preocupado, como si entendiera al tiro de que se trataba. Me miró a los ojos, con esa mirada misteriosa y me dijo que se tenía que ir. Me dio un beso húmedo en los labios y partió…
22 de junio 1982
Estoy segura que Pablo me está escondiendo algo, lo noto en su mirada y en la forma en que esquiva constantemente mis preguntas sobre el hecho de su abandono en el café.
29 de junio 1982
Me decidí a seguirlo sin que él me viera. Lo seguí desde la salida de la universidad hasta donde iba. Llegó a un edificio antiguo, en el umbral intercambió palabras con unos tipos mayores que se veían preocupados por algo, miraban de un lado a otro como si estuvieran realizando un acto de baja moral. Pablo, le pasó un sobre y ellos le dieron un fajo de billetes que se guardó inmediatamente en el bolsillo izquierdo de su chaqueta de cuero. Miles son las preguntas que me rondan en estos momentos por la cabeza ¿Qué hacia Pablo junto a esos tipos vestidos de ternos elegantes? ¿Acaso será un traficante de drogas?
Llamaron a su puerta, la abrió y entraron dos tipos con ternos negros. Decidirían si la prisionera era culpable o inocente. Les dijo que estaba ocupado y que volvieran en un rato mas, les pidió que se retiraran. Se sentó en su escritorio, cambió varias veces de página y continúo leyendo.
13 de julio 1982
Pablo anda extraño…
19 de julio de 1982
Por extrema curiosidad, me decidí a seguirlo nuevamente, caminé varias cuadras detrás de él. Acto seguido, lo vi esconderse detrás de un árbol, sosteniendo una cámara fotográfica enfocando hacia el interior de una casa de fachada oscura. Sacó varias fotos, veía como cargaba foto tras foto y luego disparaba. De pronto, se dio vuelta y miró hacia donde estaba yo. Me agaché y dejé de mirarlo, sentí sus pasos viniendo hacia mi, me metí debajo del auto que estaba escondida y vi sus zapatillas pasar de largo.
21 de julio de 1982
Hoy estuve donde Pablo.Lo Hicimos arriba de su cama. El sexo junto al él, aunque suene cursi, es alcanzar el paraíso. Pero por la mierda, algo me dice que anda en algo raro, no me deja tranquila. Cuando acabamos, se levantó y fue a la cocina a buscar algo para comer. Miré hacia el lado y vi su velador. Miré para ver si venía y abrí silenciosamente el cajón, hurgué dentro de él y encontré unos sobres. Me llamaron la atención inmediatamente. Abrí uno sin emitir sonido y me hallé unas fotos adentro, en las fotos se veía el interior de la casa que me lo tope fotografiando mientras lo seguía. No se veía nada muy claro, pero hice un esfuerzo para tratar de descifrar lo que había en aquella foto, saqué mis lentes, me los coloqué, incliné la cabeza un poco más adelante y me encontré con algo horrible, terrible, había una mujer, desnuda y esposada mirando hacia el suelo…
22 de julio de 1982
No logré dormir ni un poco. No dejo pensar en la imagen de la mujer…
Tengo ganas de encarar a Pablo y preguntarle que sucede, en que anda metido… Cuando lo vea, le contaré la verdad, que me metí dentro de su cajón y encontré unas fotos macabras. No sé, no sé, tal vez se enoje por que revisé sus cosas. En una de esas es un ramo para la universidad, ese de fotografía posmoderna.
24 de julio de 1982
Ayer, Pablo llegó bastante preocupado a mi casa. Estaba viendo Sábado Gigante, cuando de repente escucho que golpean fuertemente a la puerta. Voy, bajo las escaleras, y veo por el cerrojo que es él, se notaba bastante nervioso. Le abro, me da un beso en la boca y me dice que tenemos que largarnos, que agarremos nuestras cosas y nos vayamos lo más lejos posible y que lo perdone. Yo le dije que se sentara, le llevé un vaso de agua y le propuse que se calmara y que me contara que sucede. Respondió que no podía contarme aun, pero cuando las cosas se calmen me lo iba a contar todo.
No paraba de mencionar el nombre de Krosechof, Krosechof… También creo que dijo un acrónimo que empezaba con C y terminaba con I.
Después de eso, hicimos el amor en la alfombra del living. Mis padres estaban en una comida.
No le dije nada sobre las fotos, soy una imbécil, una cobarde.
28 de julio de 1982
“Sofía estas rara” me dijo mi madre hoy en el almuerzo familiar.
Bostezó, tomó otro sorbo de su taza de café y avanzó varias páginas más.
4 de agosto de 1982
No dejo de pensar en Pablo. ¿En que anda metido? Hoy me pidió disculpas por la escenita de la otra vez en que dijo que nos marcháramos. Yo le pregunté en que andaba y él me dijo que en nada, que no me preocupara, que había sido una exageración lo del otro día y que estuviera tranquila. No estoy tranquila, apenas lo vea le sacaré en cara lo de las fotos. Quizás de eso hablaba con su amigo el primer día que salimos, de esas fotos…
7 de agosto de 1982
Pablo dijo que me vendría a ver, dijo que llegaría como a las siete de la tarde y ya son las 8:30 pm y no tengo ninguna noticia de él.
8 de agosto de 1982
Estoy de cumpleaños, contenta pero preocupada por el hueón de Pablo, desde ayer que no sé nada de él. Hoy en la mañana fui a su edificio. Toqué a su puerta varias veces y no me abrió. Salí, vi la hora y me di cuenta que estaba atrasada. Aceleré el paso. Tomé la primera micro que pillé. Me dejó a unas diez cuadras de mi casa asi que me puse a correr. Estaba atrasada por veinte minutos en pleno toque de queda. Cuando llegué a mi casa, entera sudada, mi madre me estaba esperando con el alma en un hilo. Me vío y me abrazó. Pensaba que me había pasado algo. De ahi, nos sentamos en la mesa del comedor y me cantaron cumpleaños feliz.
14 de agosto de 1982
No creo que haya sido tan maricón de haberme dejado sin decirme nada. Hace una semana que no lo veo por la universidad. Lo extraño demasiado, puede ser que esté haciendo esto apropósito para darse un tiempo y pensar las cosas, claro, que nicagando esto implicaría un quiebre en nuestra relación, de hecho creo que tal vez este tiempo a los dos nos hará mas fuerte, confío en él. Siento que estoy enamorada… Lo único que quiero es verlo, tocarle sus brazos, desabrocharle su camisa botón por botón, agacharme, abrir su cinturón y darle un orgasmo que lo deje tiritando por horas…
Lo extraño demasiado
18 de agosto de 1982
Pablo es un imbécil, un poco hombre, un maricón. Como es que se va y no me dice nada. Creo que esto de las fotos debo contárselo a alguien, no me deja tranquila.
23 de agosto de 1982
Hoy, fui decidida a tocar a la puerta de su casa. Necesitaba saber por que había desaparecido de la noche a la mañana sin decirme nada. Ademas, lo iba a encarar por el tema de las fotos. Nadie respondió… Estoy preocupada… No tengo un buen presentimiento de todo esto. Estoy sola en mi casa, echada sobre mi cama, esta todo oscuro, apenas puedo ver lo que escribo. Se cortó la luz hace veinte minutos. Una vela prendida es lo único que ilumina esta pieza. Escucho ruidos extraños. Hace días que no sé nada de Pablo, he preguntado en la facultad y nadie tiene idea, nadie sabe nada, nadie hace nada. Escucho los perros ladrar, veré que sucede…
El agente, finalmente se decidió a cerrar el libro. Se puso de pie y caminó hacia afuera de la pieza. Llegó a un pasillo y dijo algo al oído a unos tipos. Estos le afirmaron inmediatamente su petición. Caminaron por el pasillo, se colocaron alfrente de la puerta. Uno sacó una llave de su bolsillo y la puso en la cerradura, sacó el pestillo, giró la manilla y vio a una mujer en ropa interior, amarrada, con un bozal en su boca, emitiendo un ruido molesto. Se acercaron los dos tipos hacia ella, la tomaron bruscamente de los brazos y la llevaron hacia otra pieza. La tiraron al piso como a un animal. Luego, se abrió la puerta y un tipo con traje elegante, sostenía a Pablo. Lo amarraron a una silla y le hicieron presenciar a la fuerza, en asientos de primera fila, como se violaban a Sofía.
-No te gustaba espiarnos conchetumadre a ver si es que los rusos te sacan de esta- dijo el agente mientras se bajaba los pantalones enfrente de la cara de Sofía- Con la C.N.I no se juega.
Los gritos de dolor y sufrimiento nunca fueron escuchados por la gente que paseaba por afuera de aquel edificio.
Lo había visto un par de veces caminando alrededor de la facultad. También lo había visto en el casino, almorzando, tomando una “Free”, siempre con una “Free”. Hoy, cuando estaba en el paradero, esperando la micro, sentí que alguien me tocó el hombro, me di vuelta y era él. Andaba con su típica chaqueta de cuero café gastada, totalmente taquilla y su pelo desordenado a lo chico rebelde. Hablamos por un rato, luego llegó mi micro y tuve que partir. Se despidió de un apresurado beso en mi mejilla y me dijo cerca de mi cara que había sido un placer conocerme.
17 de marzo 1982
Es increíble lo rápido que se ha ido dando todo. Ayer me invitó a salir. Fuimos al Apartamento de un amigo de él que está enfrente del cerro Santa Lucía, el descueve. Fue nuestra primera cita. Me pasó a buscar a las ocho en punto a la casa, me encantan los hombres puntuales, tienen todo bajo control. Entró, saludó educadamente a mis padres que tomaban la once y les dijo que me traería de vuelta antes de la doce. Cuando dijo eso, me reí internamente, me imaginaba como la cenicienta de Las condes. Antes de bajarnos donde su amigo, fue grosso, aparcó su auto en una calle de poca bulla. Metió la mano en su banano de cuero y sacó un pito. Me preguntó si fumaba y yo le dije que sí, que a veces. Le mentí. Lo prendió, aspiró fuerte y tiró relajado, el humo en el aire. Me lo pasó a mí, aspiré y me puse a toser como enferma. El se río de mí y me dijo que era una principiante, lo dijo con ese tono de voz grave que hace estremecer mi piel y yo le dije, también riendo, que nada que ver, que él era el principiante y que no sabía nada de la vida y él me respondió “ah sí ah” y yo le decía “Si po, así no mas” y él se acercaba hacia mí y yo le miraba su cara, apreciaba su nariz bien definida, sus labios delgados y él se acercaba, lentamente, respiraba cerca mío y el pito se consumía solo, en el cenicero y cubría todo el auto con una espesa nube de fragancia potente y él se acercaba cada vez más, cerramos los ojos en cámara lenta y nos besamos.
Con su amigo, hablaron por largo rato de el tema de unas fotos, así lo escuche detrás de la puerta de la cocina, cuando fui a ver por que se demoraba tanto.
Dio vuelta la página y se saltó varias hojas más. Agarró su taza de café y dio un pequeño sorbo que calentó su cuerpo. Miró hacia abajo y continúo leyendo.
20 de junio 1982
Pablo, ahora todo lo que hago gira o tiene la etiqueta de él. Ayer me dijo que nos fuéramos a tomar un café después de clases, pero lo extraño fue que mientras conversábamos de lo mejor, llegó su amigo que vivía en Santa lucía, jadeando, parecía que había corrido varios kilómetros y le dijo, acelerado, que debía hablar con él. Pablo lo miró preocupado, como si entendiera al tiro de que se trataba. Me miró a los ojos, con esa mirada misteriosa y me dijo que se tenía que ir. Me dio un beso húmedo en los labios y partió…
22 de junio 1982
Estoy segura que Pablo me está escondiendo algo, lo noto en su mirada y en la forma en que esquiva constantemente mis preguntas sobre el hecho de su abandono en el café.
29 de junio 1982
Me decidí a seguirlo sin que él me viera. Lo seguí desde la salida de la universidad hasta donde iba. Llegó a un edificio antiguo, en el umbral intercambió palabras con unos tipos mayores que se veían preocupados por algo, miraban de un lado a otro como si estuvieran realizando un acto de baja moral. Pablo, le pasó un sobre y ellos le dieron un fajo de billetes que se guardó inmediatamente en el bolsillo izquierdo de su chaqueta de cuero. Miles son las preguntas que me rondan en estos momentos por la cabeza ¿Qué hacia Pablo junto a esos tipos vestidos de ternos elegantes? ¿Acaso será un traficante de drogas?
Llamaron a su puerta, la abrió y entraron dos tipos con ternos negros. Decidirían si la prisionera era culpable o inocente. Les dijo que estaba ocupado y que volvieran en un rato mas, les pidió que se retiraran. Se sentó en su escritorio, cambió varias veces de página y continúo leyendo.
13 de julio 1982
Pablo anda extraño…
19 de julio de 1982
Por extrema curiosidad, me decidí a seguirlo nuevamente, caminé varias cuadras detrás de él. Acto seguido, lo vi esconderse detrás de un árbol, sosteniendo una cámara fotográfica enfocando hacia el interior de una casa de fachada oscura. Sacó varias fotos, veía como cargaba foto tras foto y luego disparaba. De pronto, se dio vuelta y miró hacia donde estaba yo. Me agaché y dejé de mirarlo, sentí sus pasos viniendo hacia mi, me metí debajo del auto que estaba escondida y vi sus zapatillas pasar de largo.
21 de julio de 1982
Hoy estuve donde Pablo.Lo Hicimos arriba de su cama. El sexo junto al él, aunque suene cursi, es alcanzar el paraíso. Pero por la mierda, algo me dice que anda en algo raro, no me deja tranquila. Cuando acabamos, se levantó y fue a la cocina a buscar algo para comer. Miré hacia el lado y vi su velador. Miré para ver si venía y abrí silenciosamente el cajón, hurgué dentro de él y encontré unos sobres. Me llamaron la atención inmediatamente. Abrí uno sin emitir sonido y me hallé unas fotos adentro, en las fotos se veía el interior de la casa que me lo tope fotografiando mientras lo seguía. No se veía nada muy claro, pero hice un esfuerzo para tratar de descifrar lo que había en aquella foto, saqué mis lentes, me los coloqué, incliné la cabeza un poco más adelante y me encontré con algo horrible, terrible, había una mujer, desnuda y esposada mirando hacia el suelo…
22 de julio de 1982
No logré dormir ni un poco. No dejo pensar en la imagen de la mujer…
Tengo ganas de encarar a Pablo y preguntarle que sucede, en que anda metido… Cuando lo vea, le contaré la verdad, que me metí dentro de su cajón y encontré unas fotos macabras. No sé, no sé, tal vez se enoje por que revisé sus cosas. En una de esas es un ramo para la universidad, ese de fotografía posmoderna.
24 de julio de 1982
Ayer, Pablo llegó bastante preocupado a mi casa. Estaba viendo Sábado Gigante, cuando de repente escucho que golpean fuertemente a la puerta. Voy, bajo las escaleras, y veo por el cerrojo que es él, se notaba bastante nervioso. Le abro, me da un beso en la boca y me dice que tenemos que largarnos, que agarremos nuestras cosas y nos vayamos lo más lejos posible y que lo perdone. Yo le dije que se sentara, le llevé un vaso de agua y le propuse que se calmara y que me contara que sucede. Respondió que no podía contarme aun, pero cuando las cosas se calmen me lo iba a contar todo.
No paraba de mencionar el nombre de Krosechof, Krosechof… También creo que dijo un acrónimo que empezaba con C y terminaba con I.
Después de eso, hicimos el amor en la alfombra del living. Mis padres estaban en una comida.
No le dije nada sobre las fotos, soy una imbécil, una cobarde.
28 de julio de 1982
“Sofía estas rara” me dijo mi madre hoy en el almuerzo familiar.
Bostezó, tomó otro sorbo de su taza de café y avanzó varias páginas más.
4 de agosto de 1982
No dejo de pensar en Pablo. ¿En que anda metido? Hoy me pidió disculpas por la escenita de la otra vez en que dijo que nos marcháramos. Yo le pregunté en que andaba y él me dijo que en nada, que no me preocupara, que había sido una exageración lo del otro día y que estuviera tranquila. No estoy tranquila, apenas lo vea le sacaré en cara lo de las fotos. Quizás de eso hablaba con su amigo el primer día que salimos, de esas fotos…
7 de agosto de 1982
Pablo dijo que me vendría a ver, dijo que llegaría como a las siete de la tarde y ya son las 8:30 pm y no tengo ninguna noticia de él.
8 de agosto de 1982
Estoy de cumpleaños, contenta pero preocupada por el hueón de Pablo, desde ayer que no sé nada de él. Hoy en la mañana fui a su edificio. Toqué a su puerta varias veces y no me abrió. Salí, vi la hora y me di cuenta que estaba atrasada. Aceleré el paso. Tomé la primera micro que pillé. Me dejó a unas diez cuadras de mi casa asi que me puse a correr. Estaba atrasada por veinte minutos en pleno toque de queda. Cuando llegué a mi casa, entera sudada, mi madre me estaba esperando con el alma en un hilo. Me vío y me abrazó. Pensaba que me había pasado algo. De ahi, nos sentamos en la mesa del comedor y me cantaron cumpleaños feliz.
14 de agosto de 1982
No creo que haya sido tan maricón de haberme dejado sin decirme nada. Hace una semana que no lo veo por la universidad. Lo extraño demasiado, puede ser que esté haciendo esto apropósito para darse un tiempo y pensar las cosas, claro, que nicagando esto implicaría un quiebre en nuestra relación, de hecho creo que tal vez este tiempo a los dos nos hará mas fuerte, confío en él. Siento que estoy enamorada… Lo único que quiero es verlo, tocarle sus brazos, desabrocharle su camisa botón por botón, agacharme, abrir su cinturón y darle un orgasmo que lo deje tiritando por horas…
Lo extraño demasiado
18 de agosto de 1982
Pablo es un imbécil, un poco hombre, un maricón. Como es que se va y no me dice nada. Creo que esto de las fotos debo contárselo a alguien, no me deja tranquila.
23 de agosto de 1982
Hoy, fui decidida a tocar a la puerta de su casa. Necesitaba saber por que había desaparecido de la noche a la mañana sin decirme nada. Ademas, lo iba a encarar por el tema de las fotos. Nadie respondió… Estoy preocupada… No tengo un buen presentimiento de todo esto. Estoy sola en mi casa, echada sobre mi cama, esta todo oscuro, apenas puedo ver lo que escribo. Se cortó la luz hace veinte minutos. Una vela prendida es lo único que ilumina esta pieza. Escucho ruidos extraños. Hace días que no sé nada de Pablo, he preguntado en la facultad y nadie tiene idea, nadie sabe nada, nadie hace nada. Escucho los perros ladrar, veré que sucede…
El agente, finalmente se decidió a cerrar el libro. Se puso de pie y caminó hacia afuera de la pieza. Llegó a un pasillo y dijo algo al oído a unos tipos. Estos le afirmaron inmediatamente su petición. Caminaron por el pasillo, se colocaron alfrente de la puerta. Uno sacó una llave de su bolsillo y la puso en la cerradura, sacó el pestillo, giró la manilla y vio a una mujer en ropa interior, amarrada, con un bozal en su boca, emitiendo un ruido molesto. Se acercaron los dos tipos hacia ella, la tomaron bruscamente de los brazos y la llevaron hacia otra pieza. La tiraron al piso como a un animal. Luego, se abrió la puerta y un tipo con traje elegante, sostenía a Pablo. Lo amarraron a una silla y le hicieron presenciar a la fuerza, en asientos de primera fila, como se violaban a Sofía.
-No te gustaba espiarnos conchetumadre a ver si es que los rusos te sacan de esta- dijo el agente mientras se bajaba los pantalones enfrente de la cara de Sofía- Con la C.N.I no se juega.
Los gritos de dolor y sufrimiento nunca fueron escuchados por la gente que paseaba por afuera de aquel edificio.
miércoles, 16 de junio de 2010
El misterioso abrigo negro
Comían golosinas, dulces amarillos, morados y verdes. También chupaban coyak rojos mientras esperaban que alguien las recogiera.
María andaba en patines, se desplazaba entre la bruma de la noche sobre cuatro ruedas verdes perfectamente alineadas. Sus amigas la envidiaban y esperaban la situación ideal para esconder sus patines y verla llorar. Esto María no lo sabía, como tantas otras cosas de la vida que pasan desapercibida frente a ella.
Las diez de la noche, anunció la radio de un auto. En el asiento delantero iba conduciendo un tipo con un largo abrigo negro que lo cubría hasta el cuello. Frenó en una esquina. Bajó la ventana. María se acercó, deslizándose con sus patines y se apoyó sobre la ventana que no estaba ni completamente cerrada ni abierta.
-¡Hola!
-Hola- decía el tipo, nervioso.
-¿Me vas a rescatar de este mundo cruel?- Preguntaba María, pasándose un coyak alrededor de sus labios. Vio que él llevaba un largo abrigo negro completamente cerrado.
El tipo miró hacia el cerro San Cristóbal, vio la estatua de La Virgen y sintió el peso de la cruz cargando en su espalda.
-¿Qué pasa? ¿Le comieron la lengua los ratoncitos?- Jugueteaba.
El tipo no respondía, estaba completamente ido. Se notaba que pensaba en algo.
-¿Hola? ¿Hola? Llamando a Señor X a planeta tierra.
-Sí, sí, discúlpame. Ven- levantó el pestillo- sube, vamos a dar un paseo.
María miró hacia atrás y se despidió de sus compañeras. Ellas miraron a otro lado. Abrió la puerta del copiloto y se acomodó en el asiento. El conductor, colocó primera y partió.
María desplazó su mano sobre el muslo del conductor. Este se dejó querer.
-¿Qué te gusta hacer? -preguntaba jadeando
-Me gusta chupar coyaks.
Silencio.
Lo único que interrumpía el mutismo era la música que sonaba baja.
María desplazaba su mano hacia arriba del muslo del conductor. Subía cada vez más. Cuando llegaba al lugar indicado, se quedaba ahí, masajeándolo.
-Basta- le apartó las manos.
-¿Qué? ¿Qué pasa? ¿No le gusta pasarlo bien?- Mascó el coyak y desde dentro de este salió un chicle. Hizo un globo, se reventó y se le pegó en la cara.
El tipo no respondió nada. Durante el trayecto al lugar que tenía meticulosamente planificado, no dijo ninguna palabra. Cuando llegaron, el tipo le dijo un tanto ofuscado, que se bajara. Ella le hizo caso enseguida. Caminaron por un bosque que estaba cercano a la ciudad. El camino era oscuro así que para llegar, él tuvo que sacar una mini linterna que tenia en el bolsillo de su abrigo. La prendió y se iluminó el paisaje. Árboles lúgubres se inclinaban en los bordes de la vía, cubriendo con algunas hojas la vista del lóbrego horizonte. María avanzaba torpemente con sus patines de rueditas verdes sobre la ciénaga, estos se hundían y mojaban con barro sus pies. El la miró, la vio inocentemente quejándose de la situación, lanzando uno que otro garabato al cielo y se dio cuenta que era el día indicado. Su hermano Juan le comentó que el también lo hizo y que todo había salido completamente bien. Pero, otro hermano de él lo atemorizaba, se había vuelto adicto al juego de engañar a Dios.
La tomó de la mano y sintió su pequeña palma apoyarse contra la suya. Ambas sudaban. La trató de mirar a sus ojos, pero estos lo esquivaron, era la regla y ella no estaba dispuesta a quebrarla, al menos no todavía. Después de una incomoda brisa de viento helado, se soltaron las manos, no se sentían cómplices de nada.
Luego de caminar hasta el final del extenso pasaje, llegaron a una cabaña de madera. Él sacó unas llaves y abrió la puerta. Entraron. Ella pasó primero. El se quedo atrás, cerró la puerta con llave y se la guardó en el bolsillo izquierdo de su abrigo negro.
-¿Donde está el baño?
El tipo no respondía.
-¿Donde está el baño?- preguntó una vez mas.
-Al fondo... a la derecha.
María dio un paso ladeado con sus Roller que raspaban el suelo, luego otro y sintió algo extraño en el aire. Volteó para verificar si todo marchaba bien y vio al tipo golpeándose contra el pecho, una, dos, tres, cuatro veces.
-¿Por que-se le trababa la lengua-te pegas?
-Nada no pasa nada- decía el tipo un poco afligido- Cuando toso, suelo darme golpes...
La chica se dio media vuelta y siguió camino al baño. Enfrente de la puerta del baño, giró la manilla, prendió la luz, vio su cara en el espejo. Salió del baño y vio al tipo sentado sobre una cama que estaba en el living de la cabaña. Estaba con los codos apoyados en los muslos, con las manos cruzadas mirando hacia abajo. Llevaba encima el misterioso abrigo negro La luz era ténue. María, se sacó los patines con barro, los dejó en una esquina del baño y fue en cuclillas, sin emitir el más mínimo sonido. Cuando daba pasos, la madera crujía, dio tres mas, el hombre se percató de que venia hacia él y la quedo mirando fijo. María al ver a este hombre mirándola de esa forma quedo estática. Un incomodo escalofrío recorrió todo su cuerpo.
-¿Por qué rezas?
El tipo no respondió nada y le dijo con una sonrisa nerviosa.
-Ven, acércate, ponte al lado mío.
El tipo inclinó su cabeza hacia el cuello de ella y le dio un beso húmedo. Ella sentía el bigote áspero de él recorrer su suave piel. Le agarró los pechos y no encontró ningún relieve, mas bien era una extensa planicie la que recorría todo su torso. La chica jadeaba y frotaba excitada sus piernas.
Le desabotonó uno a uno su chalequito azul. Cuando terminó, agarró sus solapas y las separó. La niña, lo miraba, indefensa. Ella metió su mano por debajo del pantalón y sintió algo que le era bastante familiar. Movió su mano hacia arriba y abajo. De un salto, se abalanzó arriba de este y quedó encima de él.
-¿Por que no te sacas el abrigo? Esta caluroso aqui dentro.
-…
-Ya po, sácate el abrigo po
-…- el tipo esparcía sus manos por el cuerpo de ella como un animal salvaje, trataba de bajarle los pantalones.
-¡Sácate el abrigo, que así no se puede!- dijo un poco frustrada
Encima de él, agarró velozmente el cierre del abrigo y lo fue bajando forzadamente. El tipo le sacó la mano de un tirón. Demasiado tarde, ella ya lo había identificado.
Obviamente, casi todo sucedió como el tipo lo había planeado, casi y énfasis en la palabra casi. Si bien tuvo sus dudas morales, igual terminó dejándose llevar. La chica, no logró finalmente sacarle la prenda misteriosa, pero si vio su traje. Cuando lo vio, no se sorprendió, mas bien, ya era el tercero o cuarto o quinto que llevaba puesto lo mismo, no se acordaba bien, pero según ella él fue el mas caballero por que habían algunos que se les pasaba la mano, hasta se ponían a recitar, según ella, palabras de rituales extraños. Que no eran la oración del padre nuestro ni la de ave maría, eran otras desconocidas por ella, por que las anteriores ella las conocía bien, de hecho, ella también las recitaba cuando se sentía insegura o cuando se peleaba con sus amigas. Ella, la pequeñita María, le preguntó si es verdad que Dios esta en todas partes y el tipo respondió que espera que no y que creía que este también de repente se tomaba un descanso y hacía sus cosas intimas. Una vez que terminaron, el tipo se puso a llorar. Ella lo consoló como lo hacia con la mayoría de ellos y le dijo que se calmara y que a ella le gustaba acostarse con “ellos” por que se sentía divinamente protegida. Sentía los brazos de Dios, abrazándola y cuidándola en las frias noches de la ciudad de Santiago.
Algo así fue como me lo contó mi hermano Bastián, afuera del monasterio, en el café de la señora Rosa. Cuando terminó su historia, miré hacia fuera y vi en la otra esquina de la calle unas niñas peleando por unos patines. Según él, llevar el traje es fundamental, no me supo explicar bien por qué pero le haré caso, no ando de animo de romper tradiciones. Esta noche es mi turno…Que Dios no se entere.
17/8/1994.
-Me gusta chupar coyaks.
Silencio.
Lo único que interrumpía el mutismo era la música que sonaba baja.
María desplazaba su mano hacia arriba del muslo del conductor. Subía cada vez más. Cuando llegaba al lugar indicado, se quedaba ahí, masajeándolo.
-Basta- le apartó las manos.
-¿Qué? ¿Qué pasa? ¿No le gusta pasarlo bien?- Mascó el coyak y desde dentro de este salió un chicle. Hizo un globo, se reventó y se le pegó en la cara.
El tipo no respondió nada. Durante el trayecto al lugar que tenía meticulosamente planificado, no dijo ninguna palabra. Cuando llegaron, el tipo le dijo un tanto ofuscado, que se bajara. Ella le hizo caso enseguida. Caminaron por un bosque que estaba cercano a la ciudad. El camino era oscuro así que para llegar, él tuvo que sacar una mini linterna que tenia en el bolsillo de su abrigo. La prendió y se iluminó el paisaje. Árboles lúgubres se inclinaban en los bordes de la vía, cubriendo con algunas hojas la vista del lóbrego horizonte. María avanzaba torpemente con sus patines de rueditas verdes sobre la ciénaga, estos se hundían y mojaban con barro sus pies. El la miró, la vio inocentemente quejándose de la situación, lanzando uno que otro garabato al cielo y se dio cuenta que era el día indicado. Su hermano Juan le comentó que el también lo hizo y que todo había salido completamente bien. Pero, otro hermano de él lo atemorizaba, se había vuelto adicto al juego de engañar a Dios.
La tomó de la mano y sintió su pequeña palma apoyarse contra la suya. Ambas sudaban. La trató de mirar a sus ojos, pero estos lo esquivaron, era la regla y ella no estaba dispuesta a quebrarla, al menos no todavía. Después de una incomoda brisa de viento helado, se soltaron las manos, no se sentían cómplices de nada.
Luego de caminar hasta el final del extenso pasaje, llegaron a una cabaña de madera. Él sacó unas llaves y abrió la puerta. Entraron. Ella pasó primero. El se quedo atrás, cerró la puerta con llave y se la guardó en el bolsillo izquierdo de su abrigo negro.
-¿Donde está el baño?
El tipo no respondía.
-¿Donde está el baño?- preguntó una vez mas.
-Al fondo... a la derecha.
María dio un paso ladeado con sus Roller que raspaban el suelo, luego otro y sintió algo extraño en el aire. Volteó para verificar si todo marchaba bien y vio al tipo golpeándose contra el pecho, una, dos, tres, cuatro veces.
-¿Por que-se le trababa la lengua-te pegas?
-Nada no pasa nada- decía el tipo un poco afligido- Cuando toso, suelo darme golpes...
La chica se dio media vuelta y siguió camino al baño. Enfrente de la puerta del baño, giró la manilla, prendió la luz, vio su cara en el espejo. Salió del baño y vio al tipo sentado sobre una cama que estaba en el living de la cabaña. Estaba con los codos apoyados en los muslos, con las manos cruzadas mirando hacia abajo. Llevaba encima el misterioso abrigo negro La luz era ténue. María, se sacó los patines con barro, los dejó en una esquina del baño y fue en cuclillas, sin emitir el más mínimo sonido. Cuando daba pasos, la madera crujía, dio tres mas, el hombre se percató de que venia hacia él y la quedo mirando fijo. María al ver a este hombre mirándola de esa forma quedo estática. Un incomodo escalofrío recorrió todo su cuerpo.
-¿Por qué rezas?
El tipo no respondió nada y le dijo con una sonrisa nerviosa.
-Ven, acércate, ponte al lado mío.
El tipo inclinó su cabeza hacia el cuello de ella y le dio un beso húmedo. Ella sentía el bigote áspero de él recorrer su suave piel. Le agarró los pechos y no encontró ningún relieve, mas bien era una extensa planicie la que recorría todo su torso. La chica jadeaba y frotaba excitada sus piernas.
Le desabotonó uno a uno su chalequito azul. Cuando terminó, agarró sus solapas y las separó. La niña, lo miraba, indefensa. Ella metió su mano por debajo del pantalón y sintió algo que le era bastante familiar. Movió su mano hacia arriba y abajo. De un salto, se abalanzó arriba de este y quedó encima de él.
-¿Por que no te sacas el abrigo? Esta caluroso aqui dentro.
-…
-Ya po, sácate el abrigo po
-…- el tipo esparcía sus manos por el cuerpo de ella como un animal salvaje, trataba de bajarle los pantalones.
-¡Sácate el abrigo, que así no se puede!- dijo un poco frustrada
Encima de él, agarró velozmente el cierre del abrigo y lo fue bajando forzadamente. El tipo le sacó la mano de un tirón. Demasiado tarde, ella ya lo había identificado.
Obviamente, casi todo sucedió como el tipo lo había planeado, casi y énfasis en la palabra casi. Si bien tuvo sus dudas morales, igual terminó dejándose llevar. La chica, no logró finalmente sacarle la prenda misteriosa, pero si vio su traje. Cuando lo vio, no se sorprendió, mas bien, ya era el tercero o cuarto o quinto que llevaba puesto lo mismo, no se acordaba bien, pero según ella él fue el mas caballero por que habían algunos que se les pasaba la mano, hasta se ponían a recitar, según ella, palabras de rituales extraños. Que no eran la oración del padre nuestro ni la de ave maría, eran otras desconocidas por ella, por que las anteriores ella las conocía bien, de hecho, ella también las recitaba cuando se sentía insegura o cuando se peleaba con sus amigas. Ella, la pequeñita María, le preguntó si es verdad que Dios esta en todas partes y el tipo respondió que espera que no y que creía que este también de repente se tomaba un descanso y hacía sus cosas intimas. Una vez que terminaron, el tipo se puso a llorar. Ella lo consoló como lo hacia con la mayoría de ellos y le dijo que se calmara y que a ella le gustaba acostarse con “ellos” por que se sentía divinamente protegida. Sentía los brazos de Dios, abrazándola y cuidándola en las frias noches de la ciudad de Santiago.
Algo así fue como me lo contó mi hermano Bastián, afuera del monasterio, en el café de la señora Rosa. Cuando terminó su historia, miré hacia fuera y vi en la otra esquina de la calle unas niñas peleando por unos patines. Según él, llevar el traje es fundamental, no me supo explicar bien por qué pero le haré caso, no ando de animo de romper tradiciones. Esta noche es mi turno…Que Dios no se entere.
17/8/1994.
domingo, 2 de mayo de 2010
Ruta cinco norte

*¿Que es el tiempo?*
Ruta Cinco Norte
Rajamos el desierto. Avanzamos por la ruta 5 norte con destino a Antofagasta. Al lado mío, va manejando Osvaldo. Tiene un brazo aferrado al volante y el otro sosteniendo un durazno que va comiendo a grandes mascadas. Es de noche.
Desde la radio, suena, The Doors, la versión completa y no comercializada de la canción “The end”. Miro para afuera por la ventana y veo dunas de arena fina y luminosas estrellas en el techo del mundo.
“This is the end”
Hace poco rato atrás dejamos a las chicas en Chañaral. Iban a Pan de Azúcar. Eran dos. La Francis y su guapa hermana. Gracias a ellas, ahora voy sentado en este confortable asiento.
Las conocí en Caldera, vi a dos chicas haciendo dedo, estaban en la misma situación que yo y mi instinto animal de cazador me hizo acercarme. Pensé que podría resultar una agradable experiencia viajar con ellas. Me imagine un Bar, muchas cervezas, música fuerte y sexo desenfrenado con ambas. Una era bien gordita, pero me importaba un carajo. La libido puede con todo.
“I'll never look into your eyes...again”
Doblamos una curva pronunciada, mi cuerpo se carga contra la ventana, me agarro de la manilla del techo. Veo el velocímetro y vamos a 120 km por hora. Osvaldo, quiere llegar lo mas rápido posible.
-¿Hace cuanto tiempo estas viajando?-Pregunta
-Como un mes y medio o algo así…
Sorbe su nariz. Me pide que le pase el confort que se encuentra en la guantera. La abro y no hay nada, solo mapas turísticos y los papeles del auto que verifican su legalidad. Tengo un poco de hambre. Osvaldo chorrea zumo de durazno por su barbilla.
-Aquí está- dice, al encontrar el rollo de confort que estaba abajo del asiento- Sostenme un poco el volante. Lo suelta y desenrolla el papel, corta un trozo. Agarro apresuradamente el manubrio. Lo direcciono en línea recta. Veo un camión que viene en sentido contrario. Toca la bocina. Biiiiiiiiiiiip. El tímpano me retumba.
-Gracias- dice Osvaldo. Agarra el volante.
Está todo muy oscuro. El horizonte se ve difuso. Al lado de la pista hay conos que señalan un camino alternativo. Avanzamos por el. Osvaldo va inclinado, con la cabeza hacia delante, como si ese gesto fuera el descifrar de su inconsciente y de sus ansiosas ganas por llegar a casa.
Volvemos a la pista tradicional. Miro por la ventana y la luna esta placenteramente menguante. Me acuerdo de ella. De su hermosa feminidad. Aún no la olvido. Mierda.
-Me cayeron bien las chicas- dice Osvaldo.
-Si, si, eran buena onda.
Tengo un poco de frío, abro mi mochila que esta cerca de mis pies y busco un poleron. Me lo pongo y me cubro con la capucha. Miro para afuera, busco una estrella fugaz.
-La más chica tenía unos ojos hermosos- digo
-Si, aunque igual le daba a los dos cabritas, me tinca que igual querían hueveo, iñor.
-De todas maneras- respondo, riéndome.
Busco mi celular. Veo que esta arriba de la guantera. Lo cojo y lo miro. Sin señal.
“Lost in a Roman...wilderness of pain
And all the children are insane
All the children are insane”
-¿Fumas marihuana?
“Ride the King's highway, baby”
-Si, ósea, a veces.
-Agarra la mochila que esta atrás y busca en el bolsillo de adelante, ahí puede que me quede algo, cabrito.
Me inclino hacia atrás, miro y veo un montón de juguetes de niño de cuatro años. Hay un Elmo grande de felpa y unas muñecas Barbie esparcidas por el asiento. Agarro la mochila, abro el cierre del bolsillo delantero. Bip bip. Las luces de un camión iluminan toda la parte de atrás. Malditos camiones, son verdaderas maquinas asesinas. Hurgo dentro del bolsillo, palpo una billetera, un celular. Parece que no hay nada. Sigo buscando. Sumerjo mi mano en el fondo del bolsillo. Sonrío. Aquí esta. Lo cojo, es una bolsa con ricos cogollitos en el fondo.
-Están mortales, cabrito, directamente desde san pedro.
Me acomodo en el asiento de adelante, busco en mi mochila una hoja de papel de cuaderno. Saco un poco de la bolsa y lo voy moliendo arriba de la hoja. Osvaldo, disminuye la velocidad.
-Que no se te caiga nada, que es lo último que queda- dice, sonriente.
Busco unos papelillos en mi billetera. Me los compre en Caldera, con los últimos trescientos pesos que me quedaban. Saco uno, agarro un poco del papel y lo esparzo en el papelillo. Lo enrolo y queda perfecto.
-¿Tienes Fuego?
-Ahí, arriba del panel hay un encendedor, mijo.
Pongo el pito en mis labios, lo enciendo, sale un aroma familiar…
“Ride the snake, ride the snake To the lake
Doy una onda calada.
“the ancient lake, baby The snake is long, seven miles”
Retengo el humo en mi interior y lo expulso l e n t a m e n t e.
El pito se consume a medida que el fuego avanza.
Lo paso a Osvaldo, este lo coge y fuma. Al quemar, sale un elegante humo que choca contra el techo.
-Y tu flaco, ¿estay pololeando o algo por el estilo?
-No. Soltero, nunca he pololeado.
Osvaldo me mira con expresión de extrañeza y luego enfoca su vista hacia delante. Tiene los ojos rojos y caídos. Somos unos verdaderos lotófagos (1).
-Aunque hay una mina, que aún no puedo olvidar y lo mas raro es que estuvimos poco tiempo juntos. Un par de semanas…
-Si po compadrito, hay unas que te marcan para siempre.¿Era la primera cierto?
-Si.
-Las fatales…
Todo comienza a volverse mas lento a lo normal. “Peligro 400 mts”.
-T i e n e s m a t a c o la.
-N o, n o t e n g o.
Agarro la cola y trato de dar una pitada sin quemar mis labios. Esta muy apretada. No prende. La dejo sobre el cenicero del auto. Reviso mi celular, Sin señal. El cielo esta cubierto de estrellas. También algunas constelaciones. Logro identificar el cinturón de Orión que es fácil de ubicar por que es al mismo tiempo las tres marías. Trato de descifrar bien la figura. La cabeza es enana. Esta formada por una sola estrella.
- Es difícil cumplir en una relación- resopla su pelo que le cae hasta las cejas- Yo ando con una lolita, mas chica que yo. Unos diez años mas o menos. Tiene 25. Es raro y todo por que tenemos intereses distintos, ritmos y frecuencias, ¿como es la palabra?…. incongruentes.
- ¿Que onda? ¿es muy buena para carretear?
- Si, demasiado, yo ahora ando más tranquilo pue. Ya estoy mas viejo también.- dice, alargando las palabras con tono rural.
- Claro.
- Aparte eso mismo, de ir a tanta fiesta y chuchoca junta me ha echo fijarme en otras chiquillas. Imagínate que tengo que salir con ella siempre y tiene unas amigas que están, guachitas. Mijitas ricas- se besa sus dedos como si estuviere alabando el plato de comida más rico del mundo.
- Nice
- ¿Sabes cual es la parte en donde se dilucida la posibilidad de atraque en una fiesta, cabrito?
- No ¿cual?
- Cuando se hace un brindis en un grupo grande. Si alguna mina choca tu vaso y te queda mirando a los ojos es por que quiere hueveo. Tienes que estar atento a ese momento especial, es crucial.
Tengo sed. Mucha sed. Siento la saliva bajar mas espesa… Desconfío un poco de Osvaldo. Creo que en cualquier momento puede cerrar los ojos, perder el control y chocar. Los camiones que pasan al lado me ponen muy nervioso. Los centímetros que nos separan de la muerte son mínimos. Una sutil equivocación y todo se va a la mierda.
Veo que esta cansado, lleva un día entero manejando.
Un camión pasa muy cerca de nosotros. Algo me dice que este tipo tiene problemas. Tal vez es un suicida en potencia que esta harto de la vida y quiere acabarla ahora mismo. La sed es amenazante. No hay nada para beber, estamos en medio del desierto.
En el lugar más sabio del mundo. El lugar que a vivido todos los climas de la historia de la tierra. El mas viejo y con mas experiencia.
Veo la carretera avanzar en frente mío, parece eterna.
Pasa El TIEMPO.
-La vida, amigo, la vida… A veces tan malgastada. Yo tengo un amigo que me encontré el otro día en la calle y le pregunte como estaba y el me dijo aquí po, así mismo, con ese lánguido tono, aquí po, como si no le quedara nada de voluntad y motivación por salir adelante y lo recuerdo, como si fuera ayer, me dio tanta pena pero después llegue a la conclusión, que esta así por que es masoquista.
-Si, hay gente que esta perdiendo completamente el tiempo.
-Claro, el tiempo! tan valioso, hombre!!!
-Si, lo mas grande
Miro hacia fuera y veo nubes cubriendo las estrellas. Se está nublando.
-¿Ha escuchado eso que dicen de la gente que comprende el tiempo?- pregunto.
-No, nunca ¿que es eso?
-Bueno, es darse cuenta que lo mas importante en la vida y donde se construye todo camino es en el presente. Es darse cuenta que estamos vivos!!! Que existimos, dar gracias por ello. Yo creo que últimamente lo he estado comprendiendo un montón.
Caen gotas encimas del parabrisas, chispea. Clap, clap, clap, clap.
- Claro, la vida hay que aprovecharla. Disfrutar cada momento.
- Es como estar en el camino-digo
- …
- Es ir avanzando
Afuera, llueve fuerte, torrencial
- Ir avanzando hacia delante, sin dejarse vencer por las posibilidades negativas que puede deparar el futuro.
- …
- Me refiero a que no hay que limitarse por cosas que no sabemos. Uno Conoce cuando lo hace. Si no te atreves nunca sabrás lo que perdiste, en cambio si lo haces y no funciona…
- ¿Sabrás lo que te perdiste?
- Algo así, algo así.
Escucho un fuerte estruendo como el grito de un demonio. Un trueno que retumba, furiosamente. Veo un rayo que cae en algún lugar perdido en el horizonte y ilumina la noche oscura.
- La vida es como el camino que vamos avanzado sobre un auto-indico la carretera- Es la mejor metáfora para definirla. Dejando el pasado atrás y avanzado desde el presente hacia el futuro, con control del volante.
Osvaldo me mira fijamente por unos segundos con las manos aferradas al volante que conduce por la pista que no ve.
- Lo importante es no perder el rumbo- dice.
¿Dónde están todos?
Miro hacia fuera y la lluvia cesó
Imagino a mis amigos, sus caras y se me presentan difusas… ¿Que día es hoy, hace cuanto tiempo estoy metido en este auto? Mi piel se estremece al solo pensarlo o Al pensarlo mi piel se A b S orve, o se estremece.
Miro para afuera y veo el desierto…
El auto no deja de avanzar, la noche no llega al día, las estrellas en lo alto del cielo parpadean, la luna sigue perfectamente un cuarto menguante…Miro hacia el espejo retrovisor lateral y veo mi cara llena de arrugas, me inclino un poco mas adelante y noto mi pelo café ondulado, repleto en canas.
¿Se llamará Osvaldo mi conductor o Pedro o Juan o diego o Alberto o Francisco o Pedro o Diego o John o Pedro o Reinaldo o Flavio o Sergio o Dean Moriarty?…No lo recuerdo, tal vez me bajé hace mucho tiempo del auto y no me di cuenta.
“This is the end”- suena en algun lugar de mi cabeza.
-Gran banda The Doors
-¿Que es eso?- responde
El auto sigue avanzando, con las ruedas del lado izquierdo pegadas a la cinta blanca de esta carretera infinita…
Desde la radio, suena, The Doors, la versión completa y no comercializada de la canción “The end”. Miro para afuera por la ventana y veo dunas de arena fina y luminosas estrellas en el techo del mundo.
“This is the end”
Hace poco rato atrás dejamos a las chicas en Chañaral. Iban a Pan de Azúcar. Eran dos. La Francis y su guapa hermana. Gracias a ellas, ahora voy sentado en este confortable asiento.
Las conocí en Caldera, vi a dos chicas haciendo dedo, estaban en la misma situación que yo y mi instinto animal de cazador me hizo acercarme. Pensé que podría resultar una agradable experiencia viajar con ellas. Me imagine un Bar, muchas cervezas, música fuerte y sexo desenfrenado con ambas. Una era bien gordita, pero me importaba un carajo. La libido puede con todo.
“I'll never look into your eyes...again”
Doblamos una curva pronunciada, mi cuerpo se carga contra la ventana, me agarro de la manilla del techo. Veo el velocímetro y vamos a 120 km por hora. Osvaldo, quiere llegar lo mas rápido posible.
-¿Hace cuanto tiempo estas viajando?-Pregunta
-Como un mes y medio o algo así…
Sorbe su nariz. Me pide que le pase el confort que se encuentra en la guantera. La abro y no hay nada, solo mapas turísticos y los papeles del auto que verifican su legalidad. Tengo un poco de hambre. Osvaldo chorrea zumo de durazno por su barbilla.
-Aquí está- dice, al encontrar el rollo de confort que estaba abajo del asiento- Sostenme un poco el volante. Lo suelta y desenrolla el papel, corta un trozo. Agarro apresuradamente el manubrio. Lo direcciono en línea recta. Veo un camión que viene en sentido contrario. Toca la bocina. Biiiiiiiiiiiip. El tímpano me retumba.
-Gracias- dice Osvaldo. Agarra el volante.
Está todo muy oscuro. El horizonte se ve difuso. Al lado de la pista hay conos que señalan un camino alternativo. Avanzamos por el. Osvaldo va inclinado, con la cabeza hacia delante, como si ese gesto fuera el descifrar de su inconsciente y de sus ansiosas ganas por llegar a casa.
Volvemos a la pista tradicional. Miro por la ventana y la luna esta placenteramente menguante. Me acuerdo de ella. De su hermosa feminidad. Aún no la olvido. Mierda.
-Me cayeron bien las chicas- dice Osvaldo.
-Si, si, eran buena onda.
Tengo un poco de frío, abro mi mochila que esta cerca de mis pies y busco un poleron. Me lo pongo y me cubro con la capucha. Miro para afuera, busco una estrella fugaz.
-La más chica tenía unos ojos hermosos- digo
-Si, aunque igual le daba a los dos cabritas, me tinca que igual querían hueveo, iñor.
-De todas maneras- respondo, riéndome.
Busco mi celular. Veo que esta arriba de la guantera. Lo cojo y lo miro. Sin señal.
“Lost in a Roman...wilderness of pain
And all the children are insane
All the children are insane”
-¿Fumas marihuana?
“Ride the King's highway, baby”
-Si, ósea, a veces.
-Agarra la mochila que esta atrás y busca en el bolsillo de adelante, ahí puede que me quede algo, cabrito.
Me inclino hacia atrás, miro y veo un montón de juguetes de niño de cuatro años. Hay un Elmo grande de felpa y unas muñecas Barbie esparcidas por el asiento. Agarro la mochila, abro el cierre del bolsillo delantero. Bip bip. Las luces de un camión iluminan toda la parte de atrás. Malditos camiones, son verdaderas maquinas asesinas. Hurgo dentro del bolsillo, palpo una billetera, un celular. Parece que no hay nada. Sigo buscando. Sumerjo mi mano en el fondo del bolsillo. Sonrío. Aquí esta. Lo cojo, es una bolsa con ricos cogollitos en el fondo.
-Están mortales, cabrito, directamente desde san pedro.
Me acomodo en el asiento de adelante, busco en mi mochila una hoja de papel de cuaderno. Saco un poco de la bolsa y lo voy moliendo arriba de la hoja. Osvaldo, disminuye la velocidad.
-Que no se te caiga nada, que es lo último que queda- dice, sonriente.
Busco unos papelillos en mi billetera. Me los compre en Caldera, con los últimos trescientos pesos que me quedaban. Saco uno, agarro un poco del papel y lo esparzo en el papelillo. Lo enrolo y queda perfecto.
-¿Tienes Fuego?
-Ahí, arriba del panel hay un encendedor, mijo.
Pongo el pito en mis labios, lo enciendo, sale un aroma familiar…
“Ride the snake, ride the snake To the lake
Doy una onda calada.
“the ancient lake, baby The snake is long, seven miles”
Retengo el humo en mi interior y lo expulso l e n t a m e n t e.
El pito se consume a medida que el fuego avanza.
Lo paso a Osvaldo, este lo coge y fuma. Al quemar, sale un elegante humo que choca contra el techo.
-Y tu flaco, ¿estay pololeando o algo por el estilo?
-No. Soltero, nunca he pololeado.
Osvaldo me mira con expresión de extrañeza y luego enfoca su vista hacia delante. Tiene los ojos rojos y caídos. Somos unos verdaderos lotófagos (1).
-Aunque hay una mina, que aún no puedo olvidar y lo mas raro es que estuvimos poco tiempo juntos. Un par de semanas…
-Si po compadrito, hay unas que te marcan para siempre.¿Era la primera cierto?
-Si.
-Las fatales…
Todo comienza a volverse mas lento a lo normal. “Peligro 400 mts”.
-T i e n e s m a t a c o la.
-N o, n o t e n g o.
Agarro la cola y trato de dar una pitada sin quemar mis labios. Esta muy apretada. No prende. La dejo sobre el cenicero del auto. Reviso mi celular, Sin señal. El cielo esta cubierto de estrellas. También algunas constelaciones. Logro identificar el cinturón de Orión que es fácil de ubicar por que es al mismo tiempo las tres marías. Trato de descifrar bien la figura. La cabeza es enana. Esta formada por una sola estrella.
- Es difícil cumplir en una relación- resopla su pelo que le cae hasta las cejas- Yo ando con una lolita, mas chica que yo. Unos diez años mas o menos. Tiene 25. Es raro y todo por que tenemos intereses distintos, ritmos y frecuencias, ¿como es la palabra?…. incongruentes.
- ¿Que onda? ¿es muy buena para carretear?
- Si, demasiado, yo ahora ando más tranquilo pue. Ya estoy mas viejo también.- dice, alargando las palabras con tono rural.
- Claro.
- Aparte eso mismo, de ir a tanta fiesta y chuchoca junta me ha echo fijarme en otras chiquillas. Imagínate que tengo que salir con ella siempre y tiene unas amigas que están, guachitas. Mijitas ricas- se besa sus dedos como si estuviere alabando el plato de comida más rico del mundo.
- Nice
- ¿Sabes cual es la parte en donde se dilucida la posibilidad de atraque en una fiesta, cabrito?
- No ¿cual?
- Cuando se hace un brindis en un grupo grande. Si alguna mina choca tu vaso y te queda mirando a los ojos es por que quiere hueveo. Tienes que estar atento a ese momento especial, es crucial.
Tengo sed. Mucha sed. Siento la saliva bajar mas espesa… Desconfío un poco de Osvaldo. Creo que en cualquier momento puede cerrar los ojos, perder el control y chocar. Los camiones que pasan al lado me ponen muy nervioso. Los centímetros que nos separan de la muerte son mínimos. Una sutil equivocación y todo se va a la mierda.
Veo que esta cansado, lleva un día entero manejando.
Un camión pasa muy cerca de nosotros. Algo me dice que este tipo tiene problemas. Tal vez es un suicida en potencia que esta harto de la vida y quiere acabarla ahora mismo. La sed es amenazante. No hay nada para beber, estamos en medio del desierto.
En el lugar más sabio del mundo. El lugar que a vivido todos los climas de la historia de la tierra. El mas viejo y con mas experiencia.
Veo la carretera avanzar en frente mío, parece eterna.
Pasa El TIEMPO.
-La vida, amigo, la vida… A veces tan malgastada. Yo tengo un amigo que me encontré el otro día en la calle y le pregunte como estaba y el me dijo aquí po, así mismo, con ese lánguido tono, aquí po, como si no le quedara nada de voluntad y motivación por salir adelante y lo recuerdo, como si fuera ayer, me dio tanta pena pero después llegue a la conclusión, que esta así por que es masoquista.
-Si, hay gente que esta perdiendo completamente el tiempo.
-Claro, el tiempo! tan valioso, hombre!!!
-Si, lo mas grande
Miro hacia fuera y veo nubes cubriendo las estrellas. Se está nublando.
-¿Ha escuchado eso que dicen de la gente que comprende el tiempo?- pregunto.
-No, nunca ¿que es eso?
-Bueno, es darse cuenta que lo mas importante en la vida y donde se construye todo camino es en el presente. Es darse cuenta que estamos vivos!!! Que existimos, dar gracias por ello. Yo creo que últimamente lo he estado comprendiendo un montón.
Caen gotas encimas del parabrisas, chispea. Clap, clap, clap, clap.
- Claro, la vida hay que aprovecharla. Disfrutar cada momento.
- Es como estar en el camino-digo
- …
- Es ir avanzando
Afuera, llueve fuerte, torrencial
- Ir avanzando hacia delante, sin dejarse vencer por las posibilidades negativas que puede deparar el futuro.
- …
- Me refiero a que no hay que limitarse por cosas que no sabemos. Uno Conoce cuando lo hace. Si no te atreves nunca sabrás lo que perdiste, en cambio si lo haces y no funciona…
- ¿Sabrás lo que te perdiste?
- Algo así, algo así.
Escucho un fuerte estruendo como el grito de un demonio. Un trueno que retumba, furiosamente. Veo un rayo que cae en algún lugar perdido en el horizonte y ilumina la noche oscura.
- La vida es como el camino que vamos avanzado sobre un auto-indico la carretera- Es la mejor metáfora para definirla. Dejando el pasado atrás y avanzado desde el presente hacia el futuro, con control del volante.
Osvaldo me mira fijamente por unos segundos con las manos aferradas al volante que conduce por la pista que no ve.
- Lo importante es no perder el rumbo- dice.
¿Dónde están todos?
Miro hacia fuera y la lluvia cesó
Imagino a mis amigos, sus caras y se me presentan difusas… ¿Que día es hoy, hace cuanto tiempo estoy metido en este auto? Mi piel se estremece al solo pensarlo o Al pensarlo mi piel se A b S orve, o se estremece.
Miro para afuera y veo el desierto…
El auto no deja de avanzar, la noche no llega al día, las estrellas en lo alto del cielo parpadean, la luna sigue perfectamente un cuarto menguante…Miro hacia el espejo retrovisor lateral y veo mi cara llena de arrugas, me inclino un poco mas adelante y noto mi pelo café ondulado, repleto en canas.
¿Se llamará Osvaldo mi conductor o Pedro o Juan o diego o Alberto o Francisco o Pedro o Diego o John o Pedro o Reinaldo o Flavio o Sergio o Dean Moriarty?…No lo recuerdo, tal vez me bajé hace mucho tiempo del auto y no me di cuenta.
“This is the end”- suena en algun lugar de mi cabeza.
-Gran banda The Doors
-¿Que es eso?- responde
El auto sigue avanzando, con las ruedas del lado izquierdo pegadas a la cinta blanca de esta carretera infinita…
1) Lotófagos: Personajes de la novela “La odisea” de Homero. Son personas que al consumir la flor del loto se vuelven adictos a ella. Sus efectos son, olvidarse del pasado y de los proyectos del porvenir.
martes, 20 de abril de 2010
Dos tazas de amor

*Este es un cuento distinto a los demás. Está dedicado a un gran amigo, a un amor de verano que tuvo y que se volvió a encontrar en una fiesta que ambos asistimos. Lamentablemente no lo he visto hace tiempo, anda un poco desaparecido. El departamento, donde se narra la historia es en Quinta Normal. Espero que les guste.*
Dos tazas de amor
Esas dos tazas, encima del mueble de la cocina, esas dos tazas de café que preguntaste si las prefería verde o amarilla, con leche o cortado, para luego reírte y decirme que elegí la opción correcta, ya que tu también hubieras elegido igual.
Hace mucho tiempo que no te veía, pero eras real, al fin. Te había soñado un montón de veces, hasta llegué a creer que había estado contigo (en la plaza de la esquina, en donde solía jugar con mis amigos a la pelota cuando era mas chico), besándote.
La noche estaba helada. . Llevabas puesto ese hermoso chaleco verde de lana, raído, que te compré mientras caminábamos por las rusticas ferias artesanales de Pichilemu. Recuerdo que me dijiste que ese chaleco era tu sueño, yo te miré a los ojos y logré captar un brillo indescriptible, metí las manos a mis bolsillos y me despedí de esa guitarra amarilla que estaban vendiendo por solo siete mil pesos.
Te alcancé la azúcar que me dijiste que se encontraba en la despensa, en el segundo estante, al lado de la caja de té y hierbas diversas. Me sonreíste y dijiste que a ti te gustaba con harta azúcar, por que te gustaban las cosas dulces, al igual que a mi y creo que es por eso que ahora estoy aquí, frente a ti, frente a esos ojos cafés, ese pelo castaño claro largo y esos labios que un día fui capaz de besar.
Comenzaste a verter la azúcar sobre las tazas amarillas, le pusiste cinco a cada una, fuiste hacia la cocina, le diste el gas, prendiste un fósforo y pusiste la tetera sobre el fuego. Me preguntaste sobre que estaba haciendo ahora, que hace tanto tiempo que no nos veíamos, que por que no te llamé, como lo había prometido momentos antes de subirme al bus que nos llevaría de vuelta a la ciudad, pusiste cara de pena, como de que algo te faltaba que sabias que te hacia feliz y mas importante aun, te hacia sentir querida y amada como tu querías. Como te lo encomendaba tu esencia de mujer.
Te respondí que estaba en la universidad, que era mi primer año, que estaba atrasado por motivos x. No te aclaré nada, te lo dejé todo al aire. Te miré a los ojos y te dije que te llamé, pero tu teléfono estaba apagado y la segunda vez que te llamé sonó y luego se desvió, pensé que no querías hablar conmigo, pensé lo peor, te borré de mi teléfono y me dije una vez mas. “El amor no existe”.
Te acercaste hacia a mi, me dijiste que era un rollento, que el teléfono se te había cortado por que no te quedaba batería, que fue una coincidencia que no deseabas que pasara en ese momento y que luego, miraste hacia el mar mientras el bus avanzaba y te despediste de todos nuestros recuerdos.
Me pasaste la taza caliente, humeante, me dijiste que tuviera cuidado que me podía quemar, me sonreíste, tomaste la tuya, también amarilla, le diste un sorbo y te declaraste como la cibarista mas grande del mundo. Me dio risa, te encontré de lo mas tierna. Olvidé la música que venia fuerte desde el living, comencé a pensar solo en ti, olvidé la fiesta, la Pancha, el Felipe, Todos, olvidé Jim Morrison que cantaba “Love me two times” desde los parlantes del toca discos, olvidé el vaso de ron que estaba esperándome hace veinte minutos, olvidé el pasado…. Me acerqué, te tomé de la cintura, sentí ese calor natural de tu piel, me sentí a gusto, me mirabas, respirabas despacio y cerca, me acerqué hacia tu oreja, te la rosé con mi nariz, bajé por tu mejilla… me dijiste que parara, que hace poco habías terminado, que necesitabas un tiempo para pensar las cosas mejor, te reíste y luego coquetamente me dijiste que no eras fácil y que mejor me tomara el café que se estaba enfriando y que no servía de nada tomárselo frió. Dueña de la razón.
Caminaste hacia la ventana, miraste hacia fuera, pensaste en algo, no sé que, tal vez en el verano.
Te pregunté si te acordabas de ese día en que nos besamos por primera vez, te quedaste callada, tomaste un sorbo de café y dijiste fríamente, con la garganta apretada “Si, si me acuerdo”. Miraste hacia fuera nuevamente, mirabas las estrellas, la luna llena, la iglesia gótica de al frente y ese edificio que se veía casi negro por el paso del tiempo. Caminé hacia la ventana, te tomé de la cintura por detrás, cuidadosamente con las dos manos. Te di un beso en el cuello, me dijiste que parara. Sigilosamente te diste vuelta, me miraste a los ojos, detuviste el tiempo, tomaste mi mano mientras sonreías y me invitaste a viajar a un lugar mágico, lejos de la fiesta pero cerca de tu alma.
Hace mucho tiempo que no te veía, pero eras real, al fin. Te había soñado un montón de veces, hasta llegué a creer que había estado contigo (en la plaza de la esquina, en donde solía jugar con mis amigos a la pelota cuando era mas chico), besándote.
La noche estaba helada. . Llevabas puesto ese hermoso chaleco verde de lana, raído, que te compré mientras caminábamos por las rusticas ferias artesanales de Pichilemu. Recuerdo que me dijiste que ese chaleco era tu sueño, yo te miré a los ojos y logré captar un brillo indescriptible, metí las manos a mis bolsillos y me despedí de esa guitarra amarilla que estaban vendiendo por solo siete mil pesos.
Te alcancé la azúcar que me dijiste que se encontraba en la despensa, en el segundo estante, al lado de la caja de té y hierbas diversas. Me sonreíste y dijiste que a ti te gustaba con harta azúcar, por que te gustaban las cosas dulces, al igual que a mi y creo que es por eso que ahora estoy aquí, frente a ti, frente a esos ojos cafés, ese pelo castaño claro largo y esos labios que un día fui capaz de besar.
Comenzaste a verter la azúcar sobre las tazas amarillas, le pusiste cinco a cada una, fuiste hacia la cocina, le diste el gas, prendiste un fósforo y pusiste la tetera sobre el fuego. Me preguntaste sobre que estaba haciendo ahora, que hace tanto tiempo que no nos veíamos, que por que no te llamé, como lo había prometido momentos antes de subirme al bus que nos llevaría de vuelta a la ciudad, pusiste cara de pena, como de que algo te faltaba que sabias que te hacia feliz y mas importante aun, te hacia sentir querida y amada como tu querías. Como te lo encomendaba tu esencia de mujer.
Te respondí que estaba en la universidad, que era mi primer año, que estaba atrasado por motivos x. No te aclaré nada, te lo dejé todo al aire. Te miré a los ojos y te dije que te llamé, pero tu teléfono estaba apagado y la segunda vez que te llamé sonó y luego se desvió, pensé que no querías hablar conmigo, pensé lo peor, te borré de mi teléfono y me dije una vez mas. “El amor no existe”.
Te acercaste hacia a mi, me dijiste que era un rollento, que el teléfono se te había cortado por que no te quedaba batería, que fue una coincidencia que no deseabas que pasara en ese momento y que luego, miraste hacia el mar mientras el bus avanzaba y te despediste de todos nuestros recuerdos.
Me pasaste la taza caliente, humeante, me dijiste que tuviera cuidado que me podía quemar, me sonreíste, tomaste la tuya, también amarilla, le diste un sorbo y te declaraste como la cibarista mas grande del mundo. Me dio risa, te encontré de lo mas tierna. Olvidé la música que venia fuerte desde el living, comencé a pensar solo en ti, olvidé la fiesta, la Pancha, el Felipe, Todos, olvidé Jim Morrison que cantaba “Love me two times” desde los parlantes del toca discos, olvidé el vaso de ron que estaba esperándome hace veinte minutos, olvidé el pasado…. Me acerqué, te tomé de la cintura, sentí ese calor natural de tu piel, me sentí a gusto, me mirabas, respirabas despacio y cerca, me acerqué hacia tu oreja, te la rosé con mi nariz, bajé por tu mejilla… me dijiste que parara, que hace poco habías terminado, que necesitabas un tiempo para pensar las cosas mejor, te reíste y luego coquetamente me dijiste que no eras fácil y que mejor me tomara el café que se estaba enfriando y que no servía de nada tomárselo frió. Dueña de la razón.
Caminaste hacia la ventana, miraste hacia fuera, pensaste en algo, no sé que, tal vez en el verano.
Te pregunté si te acordabas de ese día en que nos besamos por primera vez, te quedaste callada, tomaste un sorbo de café y dijiste fríamente, con la garganta apretada “Si, si me acuerdo”. Miraste hacia fuera nuevamente, mirabas las estrellas, la luna llena, la iglesia gótica de al frente y ese edificio que se veía casi negro por el paso del tiempo. Caminé hacia la ventana, te tomé de la cintura por detrás, cuidadosamente con las dos manos. Te di un beso en el cuello, me dijiste que parara. Sigilosamente te diste vuelta, me miraste a los ojos, detuviste el tiempo, tomaste mi mano mientras sonreías y me invitaste a viajar a un lugar mágico, lejos de la fiesta pero cerca de tu alma.
domingo, 18 de abril de 2010
EL CAMIONERO BÍBLICO

*Aveces, la gente muy transmundana...*
El Camionero Bíblico
Era un día soleado. Estaba parado cerca del desolado desierto, haciendo autostop sin mucho logro. Me recomendaron un lugar mejor y fui con todo mi pesado equipaje hacia allá.
Crucé la carretera y me paré al lado de ella levantando mi dedo gordo señalando la pista. Después de veinte minutos de no lograr mi anhelado deseo, fui a un kiosco y pregunte a la señora que atendía si me podía convidar un poquito de pebre para echarle a mi marraqueta. Tenia mucha hambre y las tripas me sonaban. La señora que atendía el local, me miró raro y me dijo, perturbada, que tenia que comprar algo ahí primero. Pregunté por lo mas económico de su menú y no me alcanzaba el dinero, tenia solo seiscientos pesos en mis bolsillos raídos y me quedaba mucho camino que recorrer, unos mil quinientos kilómetros. Me alejé molesto del lugar y reclamando enojado por la mala actitud de la señora. Pateé al piso, el polvo se levantó y me hizo toser. Caminé al lugar donde estaba parado antes y seguí con mi misión. Seria un largo día, pensé
Pasaron los segundos, los minutos y formaron una hora y seguía ahí, en el mismo lugar, estancado, sufriendo por los violentos rayos solares que derretían mi cuerpo. Vi un camión acercarse y frenar para un control rutinario hecho por la policía. Corrí hacia la cabina, me paré enfrente de la ventana del conductor.
-Hola jefe, disculpe, ¿usted va al sur?
-No mijo, voy un poco mas allá- dijo comprensivamente.
Lo miré, defraudado y me devolví al lugar donde estaba, me coloqué en la sombra y apoye mi equipaje en la vereda de tierra. Ví a un hombre alto, con pelo corto y un poco de calvicie en la parte delantera. Llevaba una camisa de cuadros azules con blanco y un pantalón de tela y sandalias. Tendría unos 48 años. Me acerqué a él y le pregunte para donde iba. Me contestó que se dirigía a Santiago, a la Reina, a ver a su familia, quería saber si estaban bien. Estaba preocupado por el terremoto recién pasado. Alcanzó 8.8 grados de magnitud en la escala de Richter y el epicentro fue solo a unos 300 km de la capital donde se encontraba su familia y la mía. Varios edificios y carreteras se desplomaron al igual que las vidas de las personas que seguían existiendo con el recuerdo de sus seres queridos recién fallecidos. Me comentó que le costo comunicarse con su familia, estaban las líneas telefónicas congestionadas pero que afortunadamente estaban todos bien. Luego, cambiando un poco el tema, le comenté que estaba un tanto enojado por el trato de la señora del kiosco monopolio y me dijo que me tenía que relajar, que no sacaba nada enfadándome. Era el sabio caminante incomprendido y lo peor de todo es que solo yo lo sabía
-Flaco, no te amargues por tonteras. Yo ahora ando tranquilo y para hacer deo, te aconsejo lo mismo. Es pura suerte, a veces te paran a los cinco minutos como otras veces puedes estar todo un día parado. Yo una vez estuve un día y medio tratando de irme, pero finalmente igual te llevan- Decía con voz relajada, pronunciando lentamente cada palabra como si comprendiera el tiempo y su curso natural, perfectamente.
Tenía toda la razón, no sacaba nada amargándome. La vida me había puesto en esa situación y tenía que afrontarla de la mejor manera. Paró otro camión y fui corriendo a preguntarle si me llevaba.
-Señor- dije, agitado, mientras bajaba su ventana- ¿se dirige usted hacia el sur?
Bajó del camión y me dio la espalda mientras caminaba hacia el control de carretera
-No, si voy hacia el norte- recalco con ironía.
-¿Me puede llevar un poquito mas al sur, por favor?-suplicaba, juntando las manos dirigiendo mis dedos al cielo.
-No, si no me haga tanto gesto. Yo no puedo llevar, mi empresa no me deja.
-Por favor, un poquito más allá, usted ve donde me deja. Ando solo.
Me miró a los ojos con la mirada entornada
-Ya bueno, pero coloca tu equipaje atrás, en el container.
-Ya, genial!!!- salte de alegría, deje mi equipaje donde indico, caminé donde mi colega, le desee el mejor de los éxitos y le dije convencidamente que el también partiría pronto. Caminé a la cabina, subí los empinados peldaños y me senté en el confortable asiento.
Puso en marcha el camión y nos fuimos alejando poco a poco, cuando pasamos el control policial, alcé las manos y festejé. Habíamos avanzado unos diez kilómetros y ninguno de nosotros decía palabra alguna. Afuera el solitario y sabio desierto, modelaba eternamente.
-Te hiciste el control con la policía
-No.
Miró hacia arriba arrepentido de haberme llevado.
-Pero no es necesario, estoy limpio.
Me miró desconfiado.
Silencio.
-¿y tu… que haces?
-estudio psicología.
-psicólogo, chucha- dijo en voz baja.
Iba con sus brazos fornidos sosteniendo el volante redondo. Pasábamos por la mano del desierto.
-¡Mira! ahí esta la mano del desierto.
-Me la imaginaba mas grande.
-Si, no es gran cosa- respondió
Silencio.
Al frente lo único que se veía era la carretera. Tenia solo dos pistas. Una hacia el norte y la otra para el Sur. Nosotros íbamos rumbo al Sur. Sobre ella se formaban espejismos. Me Imagine litros y litros de agua sobre la pista y me dio sed. Deseaba con toda mi alma que esos espejismos fueran reales. Vi al lado del pasa cambios una botella de agua y pregunté si podía beber un poco de ella. Le molestó un poco la pregunta y luego de un breve rato de pensar la respuesta, cogío una botella vacía y me dijo que le echara un poco ahí por que era asquiento. El ambiente dentro de la cabina estaba un poco denso. El tipo era insoportable y era capaz en cualquier momento de frenar su súper camión, bajarme junto a mi equipaje y dejarme en medio del desierto alrededor de cuervos que esperarían ansiosos mi defunción.
El conductor mantenía su velocidad en 120 km por hora. Cuando había un auto en frente, que le impedía su velocidad constante, cambiaba de pista, lo adelantaba y volvía al mismo carril y así sucesivamente. Al ir adelantando autos, mi corazón palpitaba fuerte. Una mala maniobra y nos íbamos a la mierda.
-¿Usted hasta donde llega?
-Hasta Santiago. Pero yo solo lo puedo llevar un poco mas allá, hasta Chañaral como máximo, que esta a unos cien kilómetros d…
Interrumpí
-si se a cuanto queda.
-Bueno, lo dejo hasta ahí por que así fue como lo acordamos.
-Esta bien, gracias- dije, desesperanzado de llegar pronto a casa.
Con una mano prendió la radio con la otra sostenía el volante. Colocó las noticias del terremoto.
-La cuenta va en tres mil personas muertas- dijo.
-terrible- sentí un escalofrío envolver todo mi cuerpo- usted, digo, su familia ¿como esta?
-Gracias al señor se encuentran todos bien.
-que bueno, me alegro.
Me miró desde sus lentes ópticos, no dijo nada y volvió su vista al frente. El hombre tenía 44 años pero se veía mas viejo. Había un letrero que decía zona de peligro y señalaba la distancia que faltaba para llegar a el. Me sentí un poco somnoliento y me apoye en la ventana. Me desperté y me arrepentí de estar en ese estado. La experiencia me ha enseñado que es fatal quedarse dormido cuando a uno lo llevan a deo.
Traté de mantenerme despierto y abrí forzadamente los ojos al máximo. Miré hacia fuera. Un letrero en medio de la nada, decía: “Chañaral…20 km.”
-Esta es la música que me gusta a mí- cogió un disco que estaba encima del tablero y lo colocó en el porta CD.
Sonaba una música esperanzadora, parecida a las canciones románticas que escuchaba mi madre pero no tan nostálgica.
-¿Conoces esta música?
-Música romántica, ¿cierto?
-Parece que andas drogado o algo por el estilo
“Peligro a 300 metros”
- ¿Usted es muy creyente?
- ¿A que te refieres con: muy?
- Nada ¿si es que usted cree en cristo?
Desde la radio sonaban canciones que repetían la palabra cristo y pecado, salvación también, mucha salvación.
-¿Y cree en la destrucción del mundo, el año 2012?
-No mucho ¿y tu?-
- Si, ósea no en la destrucción total, pero si en un cambio vibracional. El ser humano se esta aniquilando así mismo, las guerras mundiales son un claro ejemplo de eso.-dije presumiendo y mencionando una vez mas el típico y único ejemplo que se me de la teoría critica de la escuela de Frankfurt.
-Eso sucede por que el hombre pecó en el jardín del edén. Se convirtió en pecador y solo hay una forma de desligarse de ello…- aumento el volumen de su voz.
El tipo de un momento a otro cambio su conducta, en su mirada había algo aterrador. Los pelos de su brazo de camionero, erizaron. Continúo.
-Cristo es el único que puede traernos la salvación.
Estábamos llegando a Chañaral, quedaban unos pocos kilómetros.
-El hombre pecó en el jardín del edén- enunciaba en voz alta- tienes que aceptar a cristo en tu corazón para salvarte. El día del juicio final, si es que tienes a cristo en tu corazón podrás cambiarte a un cuerpo puro. De lo contrario, el diablo se llevara tu alma al infierno- decía cada vez mas fuerte.
Disminuyó la velocidad. Se estacionó en un lugar vacío al frente de la playa. Estaba atardeciendo, el crepúsculo iluminaba de color anaranjado el mar.
-¿Qué sucede?- pregunté asustado
Sacó una Biblia. La abrió.
-Mira ¡mira¡ aquí dice clarito la palabra del señor.
Me pasó el texto sagrado.
-lee aquí, lee!!
En la parte superior de la página, a un costado, salía, Apocalipsis.
Leí los números que me señalo, eran del 8 al 12 o algo así, cuando acababa una frase el tipo comenzaba a interpretarlas. La situación era extraña y el comportamiento del antes, sereno conductor, también. Me hizo leer una y otra vez el texto.
Pasaron veinte minutos
-¿Vas a aceptar a cristo en tu corazón?- preguntaba exaltado
Afuera pasaba un bus que iba a rumbo a “El salvador”. Los mensajes siempre dicen algo.
-¿Vas a aceptar a cristo en tu corazón?-Insistía
El sol se escondió completamente en el mar y se dio paso a la entrada de la noche, en el cielo oscuro colgaban algunas estrellas.
- Acepta a cristo en tu corazón y encontraras la salvación eterna- gritaba, descontrolado, me tomaba de un brazo y lo sacudía.
Metió las manos en su bolsillo, sacó una navaja. Colocó un brazo arriba del manubrio y procedió a cortarse. La sangre salía desde una pequeña línea roja hasta empezar a chorrear por el brazo.
- ¡¡¡Cristo, te doy mi sangre. He sido un gran pecador toda mi vida. Si es que me das alguna señal también donare la sangre de mi pasajero temporal!!!
Busqué el pestillo, estaba trabado. Solo él me podía abrir la puerta.
-Dios padre, Dios hijo, Dios espíritu santo, estoy a vuestra merced.-Aclamaba hacia arriba con los ojos en blanco, en posición de alabanza- Acepta a cristo en tu corazón, solo a si podrás librarte del pecado que cometió el hombre, engañado por el diablo, en el jardín del edén.
No veía salida alguna.
-Esta bien, esta bien, aceptare a Jesús en mi corazón- decía con la voz temblando- Cristo ven a mí, te doy mi cuerpo- Gritaba.
-Así NO!!!... Tienes que decirlo desde el fondo de tu corazón.
Trate de decirlo nuevamente, esta vez con más animo.
-Cristo, cristo, ven a mi. Mi corazón es una puerta abierta para que entres y me salves del pecado.
Afuera, cada vez pasaban menos autos.
-NO!!!. Imbecil- me abofeteo la cara. Clash- Asi no se dice!!!
Me toqué y tenia la mejilla hinchada y con sangre. Ardía.
-Me quiero bajar ahora mismo. Por favor no me haga daño- supliqué.
El tipo tenía los ojos desorbitados, giraban como remolinos en llamas.
-Por favor- supliqué nuevamente- déjeme ir!!!.
-Imposible. Eres un parasito. Dios me mandaría al infierno si sales de aquí con vida- decía mientras miraba sus piernas y se las frotaba desesperado.
Vi el cuchillo cerca mío. Acerqué mi brazo sigilosamente adonde estaba posado. Arrastré despacio mi mano por el piso de terciopelo. Lo agarré y guarde debajo del brazo sin que me viera.
- Sácate la ropa, mierda- me dijo, furioso, mirando a los ojos.
Se lanzó encima mío y tiró de mi polera para sacarla.
Agarré el cuchillo y se lo clave en la mano. Se echó para atrás, la sangre salía disparada y manchaba de rojo el parabrisas. Pasé por encima del desquiciado conductor. Me miró con los ojos ardiendo y tapándose con una mano el tajo. Le pegué un combo en la cara con toda mi fuerza. Sentí sus dientes quebrarse. Abrí el pestillo, encima de él y me lancé para afuera. Caí al piso, me pegué en la cabeza con el impacto. Miré alrededor y todo me daba vueltas. Vomité. Corrí al borde de la autopista, hice parar un auto con urgencia. Este frenó de inmediato. El maréo y el dolor me atontaban.
-¿Que sucede, hombre? ¿Estas bien? ¿Estas todo sangrado?
-Sácame de acá por favor, ese demonio quiere matarme.- Señalé al camión, sobresaltado.
El camión se ponía en marcha y se alejaba por la autopista.
Me agarró del brazo ayudándome como a un soldado herido por la guerra y me metió en el auto, en la parte de atrás. En el asiento del copiloto estaba el sabio caminante incomprendido durmiendo placidamente. Puso las llaves en la chapa. Prendió el motor y nos alejamos por la autopista rumbo al sur. Cuando estábamos a punto de llegar a la ciudad, pasamos por un bar, entré al baño a lavarme la cara y en el reflejo del espejo vi al desquiciado conductor detrás de mí con un hacha, me di vuelta y no había nadie. Lavé mi cara, me refregué los ojos, salí y me senté en la mesa con mis grandes nuevos amigos.
Crucé la carretera y me paré al lado de ella levantando mi dedo gordo señalando la pista. Después de veinte minutos de no lograr mi anhelado deseo, fui a un kiosco y pregunte a la señora que atendía si me podía convidar un poquito de pebre para echarle a mi marraqueta. Tenia mucha hambre y las tripas me sonaban. La señora que atendía el local, me miró raro y me dijo, perturbada, que tenia que comprar algo ahí primero. Pregunté por lo mas económico de su menú y no me alcanzaba el dinero, tenia solo seiscientos pesos en mis bolsillos raídos y me quedaba mucho camino que recorrer, unos mil quinientos kilómetros. Me alejé molesto del lugar y reclamando enojado por la mala actitud de la señora. Pateé al piso, el polvo se levantó y me hizo toser. Caminé al lugar donde estaba parado antes y seguí con mi misión. Seria un largo día, pensé
Pasaron los segundos, los minutos y formaron una hora y seguía ahí, en el mismo lugar, estancado, sufriendo por los violentos rayos solares que derretían mi cuerpo. Vi un camión acercarse y frenar para un control rutinario hecho por la policía. Corrí hacia la cabina, me paré enfrente de la ventana del conductor.
-Hola jefe, disculpe, ¿usted va al sur?
-No mijo, voy un poco mas allá- dijo comprensivamente.
Lo miré, defraudado y me devolví al lugar donde estaba, me coloqué en la sombra y apoye mi equipaje en la vereda de tierra. Ví a un hombre alto, con pelo corto y un poco de calvicie en la parte delantera. Llevaba una camisa de cuadros azules con blanco y un pantalón de tela y sandalias. Tendría unos 48 años. Me acerqué a él y le pregunte para donde iba. Me contestó que se dirigía a Santiago, a la Reina, a ver a su familia, quería saber si estaban bien. Estaba preocupado por el terremoto recién pasado. Alcanzó 8.8 grados de magnitud en la escala de Richter y el epicentro fue solo a unos 300 km de la capital donde se encontraba su familia y la mía. Varios edificios y carreteras se desplomaron al igual que las vidas de las personas que seguían existiendo con el recuerdo de sus seres queridos recién fallecidos. Me comentó que le costo comunicarse con su familia, estaban las líneas telefónicas congestionadas pero que afortunadamente estaban todos bien. Luego, cambiando un poco el tema, le comenté que estaba un tanto enojado por el trato de la señora del kiosco monopolio y me dijo que me tenía que relajar, que no sacaba nada enfadándome. Era el sabio caminante incomprendido y lo peor de todo es que solo yo lo sabía
-Flaco, no te amargues por tonteras. Yo ahora ando tranquilo y para hacer deo, te aconsejo lo mismo. Es pura suerte, a veces te paran a los cinco minutos como otras veces puedes estar todo un día parado. Yo una vez estuve un día y medio tratando de irme, pero finalmente igual te llevan- Decía con voz relajada, pronunciando lentamente cada palabra como si comprendiera el tiempo y su curso natural, perfectamente.
Tenía toda la razón, no sacaba nada amargándome. La vida me había puesto en esa situación y tenía que afrontarla de la mejor manera. Paró otro camión y fui corriendo a preguntarle si me llevaba.
-Señor- dije, agitado, mientras bajaba su ventana- ¿se dirige usted hacia el sur?
Bajó del camión y me dio la espalda mientras caminaba hacia el control de carretera
-No, si voy hacia el norte- recalco con ironía.
-¿Me puede llevar un poquito mas al sur, por favor?-suplicaba, juntando las manos dirigiendo mis dedos al cielo.
-No, si no me haga tanto gesto. Yo no puedo llevar, mi empresa no me deja.
-Por favor, un poquito más allá, usted ve donde me deja. Ando solo.
Me miró a los ojos con la mirada entornada
-Ya bueno, pero coloca tu equipaje atrás, en el container.
-Ya, genial!!!- salte de alegría, deje mi equipaje donde indico, caminé donde mi colega, le desee el mejor de los éxitos y le dije convencidamente que el también partiría pronto. Caminé a la cabina, subí los empinados peldaños y me senté en el confortable asiento.
Puso en marcha el camión y nos fuimos alejando poco a poco, cuando pasamos el control policial, alcé las manos y festejé. Habíamos avanzado unos diez kilómetros y ninguno de nosotros decía palabra alguna. Afuera el solitario y sabio desierto, modelaba eternamente.
-Te hiciste el control con la policía
-No.
Miró hacia arriba arrepentido de haberme llevado.
-Pero no es necesario, estoy limpio.
Me miró desconfiado.
Silencio.
-¿y tu… que haces?
-estudio psicología.
-psicólogo, chucha- dijo en voz baja.
Iba con sus brazos fornidos sosteniendo el volante redondo. Pasábamos por la mano del desierto.
-¡Mira! ahí esta la mano del desierto.
-Me la imaginaba mas grande.
-Si, no es gran cosa- respondió
Silencio.
Al frente lo único que se veía era la carretera. Tenia solo dos pistas. Una hacia el norte y la otra para el Sur. Nosotros íbamos rumbo al Sur. Sobre ella se formaban espejismos. Me Imagine litros y litros de agua sobre la pista y me dio sed. Deseaba con toda mi alma que esos espejismos fueran reales. Vi al lado del pasa cambios una botella de agua y pregunté si podía beber un poco de ella. Le molestó un poco la pregunta y luego de un breve rato de pensar la respuesta, cogío una botella vacía y me dijo que le echara un poco ahí por que era asquiento. El ambiente dentro de la cabina estaba un poco denso. El tipo era insoportable y era capaz en cualquier momento de frenar su súper camión, bajarme junto a mi equipaje y dejarme en medio del desierto alrededor de cuervos que esperarían ansiosos mi defunción.
El conductor mantenía su velocidad en 120 km por hora. Cuando había un auto en frente, que le impedía su velocidad constante, cambiaba de pista, lo adelantaba y volvía al mismo carril y así sucesivamente. Al ir adelantando autos, mi corazón palpitaba fuerte. Una mala maniobra y nos íbamos a la mierda.
-¿Usted hasta donde llega?
-Hasta Santiago. Pero yo solo lo puedo llevar un poco mas allá, hasta Chañaral como máximo, que esta a unos cien kilómetros d…
Interrumpí
-si se a cuanto queda.
-Bueno, lo dejo hasta ahí por que así fue como lo acordamos.
-Esta bien, gracias- dije, desesperanzado de llegar pronto a casa.
Con una mano prendió la radio con la otra sostenía el volante. Colocó las noticias del terremoto.
-La cuenta va en tres mil personas muertas- dijo.
-terrible- sentí un escalofrío envolver todo mi cuerpo- usted, digo, su familia ¿como esta?
-Gracias al señor se encuentran todos bien.
-que bueno, me alegro.
Me miró desde sus lentes ópticos, no dijo nada y volvió su vista al frente. El hombre tenía 44 años pero se veía mas viejo. Había un letrero que decía zona de peligro y señalaba la distancia que faltaba para llegar a el. Me sentí un poco somnoliento y me apoye en la ventana. Me desperté y me arrepentí de estar en ese estado. La experiencia me ha enseñado que es fatal quedarse dormido cuando a uno lo llevan a deo.
Traté de mantenerme despierto y abrí forzadamente los ojos al máximo. Miré hacia fuera. Un letrero en medio de la nada, decía: “Chañaral…20 km.”
-Esta es la música que me gusta a mí- cogió un disco que estaba encima del tablero y lo colocó en el porta CD.
Sonaba una música esperanzadora, parecida a las canciones románticas que escuchaba mi madre pero no tan nostálgica.
-¿Conoces esta música?
-Música romántica, ¿cierto?
-Parece que andas drogado o algo por el estilo
“Peligro a 300 metros”
- ¿Usted es muy creyente?
- ¿A que te refieres con: muy?
- Nada ¿si es que usted cree en cristo?
Desde la radio sonaban canciones que repetían la palabra cristo y pecado, salvación también, mucha salvación.
-¿Y cree en la destrucción del mundo, el año 2012?
-No mucho ¿y tu?-
- Si, ósea no en la destrucción total, pero si en un cambio vibracional. El ser humano se esta aniquilando así mismo, las guerras mundiales son un claro ejemplo de eso.-dije presumiendo y mencionando una vez mas el típico y único ejemplo que se me de la teoría critica de la escuela de Frankfurt.
-Eso sucede por que el hombre pecó en el jardín del edén. Se convirtió en pecador y solo hay una forma de desligarse de ello…- aumento el volumen de su voz.
El tipo de un momento a otro cambio su conducta, en su mirada había algo aterrador. Los pelos de su brazo de camionero, erizaron. Continúo.
-Cristo es el único que puede traernos la salvación.
Estábamos llegando a Chañaral, quedaban unos pocos kilómetros.
-El hombre pecó en el jardín del edén- enunciaba en voz alta- tienes que aceptar a cristo en tu corazón para salvarte. El día del juicio final, si es que tienes a cristo en tu corazón podrás cambiarte a un cuerpo puro. De lo contrario, el diablo se llevara tu alma al infierno- decía cada vez mas fuerte.
Disminuyó la velocidad. Se estacionó en un lugar vacío al frente de la playa. Estaba atardeciendo, el crepúsculo iluminaba de color anaranjado el mar.
-¿Qué sucede?- pregunté asustado
Sacó una Biblia. La abrió.
-Mira ¡mira¡ aquí dice clarito la palabra del señor.
Me pasó el texto sagrado.
-lee aquí, lee!!
En la parte superior de la página, a un costado, salía, Apocalipsis.
Leí los números que me señalo, eran del 8 al 12 o algo así, cuando acababa una frase el tipo comenzaba a interpretarlas. La situación era extraña y el comportamiento del antes, sereno conductor, también. Me hizo leer una y otra vez el texto.
Pasaron veinte minutos
-¿Vas a aceptar a cristo en tu corazón?- preguntaba exaltado
Afuera pasaba un bus que iba a rumbo a “El salvador”. Los mensajes siempre dicen algo.
-¿Vas a aceptar a cristo en tu corazón?-Insistía
El sol se escondió completamente en el mar y se dio paso a la entrada de la noche, en el cielo oscuro colgaban algunas estrellas.
- Acepta a cristo en tu corazón y encontraras la salvación eterna- gritaba, descontrolado, me tomaba de un brazo y lo sacudía.
Metió las manos en su bolsillo, sacó una navaja. Colocó un brazo arriba del manubrio y procedió a cortarse. La sangre salía desde una pequeña línea roja hasta empezar a chorrear por el brazo.
- ¡¡¡Cristo, te doy mi sangre. He sido un gran pecador toda mi vida. Si es que me das alguna señal también donare la sangre de mi pasajero temporal!!!
Busqué el pestillo, estaba trabado. Solo él me podía abrir la puerta.
-Dios padre, Dios hijo, Dios espíritu santo, estoy a vuestra merced.-Aclamaba hacia arriba con los ojos en blanco, en posición de alabanza- Acepta a cristo en tu corazón, solo a si podrás librarte del pecado que cometió el hombre, engañado por el diablo, en el jardín del edén.
No veía salida alguna.
-Esta bien, esta bien, aceptare a Jesús en mi corazón- decía con la voz temblando- Cristo ven a mí, te doy mi cuerpo- Gritaba.
-Así NO!!!... Tienes que decirlo desde el fondo de tu corazón.
Trate de decirlo nuevamente, esta vez con más animo.
-Cristo, cristo, ven a mi. Mi corazón es una puerta abierta para que entres y me salves del pecado.
Afuera, cada vez pasaban menos autos.
-NO!!!. Imbecil- me abofeteo la cara. Clash- Asi no se dice!!!
Me toqué y tenia la mejilla hinchada y con sangre. Ardía.
-Me quiero bajar ahora mismo. Por favor no me haga daño- supliqué.
El tipo tenía los ojos desorbitados, giraban como remolinos en llamas.
-Por favor- supliqué nuevamente- déjeme ir!!!.
-Imposible. Eres un parasito. Dios me mandaría al infierno si sales de aquí con vida- decía mientras miraba sus piernas y se las frotaba desesperado.
Vi el cuchillo cerca mío. Acerqué mi brazo sigilosamente adonde estaba posado. Arrastré despacio mi mano por el piso de terciopelo. Lo agarré y guarde debajo del brazo sin que me viera.
- Sácate la ropa, mierda- me dijo, furioso, mirando a los ojos.
Se lanzó encima mío y tiró de mi polera para sacarla.
Agarré el cuchillo y se lo clave en la mano. Se echó para atrás, la sangre salía disparada y manchaba de rojo el parabrisas. Pasé por encima del desquiciado conductor. Me miró con los ojos ardiendo y tapándose con una mano el tajo. Le pegué un combo en la cara con toda mi fuerza. Sentí sus dientes quebrarse. Abrí el pestillo, encima de él y me lancé para afuera. Caí al piso, me pegué en la cabeza con el impacto. Miré alrededor y todo me daba vueltas. Vomité. Corrí al borde de la autopista, hice parar un auto con urgencia. Este frenó de inmediato. El maréo y el dolor me atontaban.
-¿Que sucede, hombre? ¿Estas bien? ¿Estas todo sangrado?
-Sácame de acá por favor, ese demonio quiere matarme.- Señalé al camión, sobresaltado.
El camión se ponía en marcha y se alejaba por la autopista.
Me agarró del brazo ayudándome como a un soldado herido por la guerra y me metió en el auto, en la parte de atrás. En el asiento del copiloto estaba el sabio caminante incomprendido durmiendo placidamente. Puso las llaves en la chapa. Prendió el motor y nos alejamos por la autopista rumbo al sur. Cuando estábamos a punto de llegar a la ciudad, pasamos por un bar, entré al baño a lavarme la cara y en el reflejo del espejo vi al desquiciado conductor detrás de mí con un hacha, me di vuelta y no había nadie. Lavé mi cara, me refregué los ojos, salí y me senté en la mesa con mis grandes nuevos amigos.
Pedimos una ronda de cervezas, luego otra y otra y me emborraché como diablo.
miércoles, 14 de abril de 2010
Papíto

Despertó temprano por la mañana como cualquier día de la semana. Apagó el despertador y vio la hora en colores rojos digitales.
Fue a la cocina, se preparó un pan tostado con mantequilla que fue triturando mientras salía de la casa para ir a dejar a sus hijitas al colegio. Se subieron al auto y partieron. Cuando llegaron a la escuela, sus hijas se inclinaron hacia delante y le dieron un beso en la mejilla recién afeitada. Dijeron “Chao Papi que tengas un buen día” y se alejaron con sus mochilitas con rueditas, hasta perderse por entremedio de un mar de niños con uniformes azules.
Avanzó por la avenida, abrió la ventana y sintió su pelo flotar en el aire. Movió la perilla de la radio y buscó una estación que fuera de su agrado. Desde los parlantes sonaba una canción de cumbia que cantaba en voz baja con la cara sonriente. Se dirigió a una estación de servicios, estacionó el auto y caminó hasta el punto de comidas. Entró, sintió el fuerte aroma a café y saludo a un par de colegas que tomaban el desayuno.
Se acercó.
-Buenos días caballeros- dijo.
Los tipos no respondieron, alzaron el brazo con los ojos pegados a la televisión.
-¿Que pasó, que pasó?- Dijo dándose vuelta al televisor.
Vio las imágenes y llevaban preso a un joven de unos diecisiete años, iba con la cabeza agachada y pegando patadas a las personas que obstruían su paso.
-Se pasó- añadió un colega- Hoy en día los jóvenes no tienen ningún respeto.
-Cría cuervos y te sacaran los ojos- Agregó otro que daba pequeños sorbos a su taza de café.
Pensó en que esa realidad estaba lejos de afectarle. Se sintió orgulloso de su labor como padre y se alejó.
Entró al auto, agarró el diario que estaba en el asiento del copiloto y le echó una mirada a la portada. Se interesó en un artículo y buscó la página. Golpearon su ventana, miró al lado y observó a dos jóvenes solicitando un viaje.
Bajó la ventana.
Entró al auto, agarró el diario que estaba en el asiento del copiloto y le echó una mirada a la portada. Se interesó en un artículo y buscó la página. Golpearon su ventana, miró al lado y observó a dos jóvenes solicitando un viaje.
Bajó la ventana.
-Oiga caballero, ¿está de servicio?
Los miro a la cara y vio que el que estaba parado a la derecha tenía un asqueroso herpe en el labio.
-Yo-responde confundido- estaba en mi hora libre pero…-oscila- creo que puedo hacer una excepción.
Los chicos caminan a la parte trasera del auto, tratan de abrir la puerta. No cede. El conductor sube el pestillo. Entran.
- ¿A donde los llevo?
- ¿A donde los llevo?
- Siga derecho, nosotros le vamos diciendo- agregó el otro.
Jaló la palanca amarilla hacia abajo y el taxímetro marcó los primeros dígitos.
Aceleró. Los jóvenes atrás vociferaban. El de la ventana de la izquierda llevaba una visera roja y miraba el paisaje en movimiento. Dibujaba en el vaho símbolos parecidos a los que estaban afuera de la casa del conductor y que tanto le molestaban. Un día, antes de ir a dejar a sus hijas al colegio vio que su pared de entrada estaba completamente rayada y pegó un grito enorme al cielo. Maldijo. Después, indignado, fue a una tienda de pinturas a comprar tarros del mismo color que el de su muralla. Llegó a su casa y esparció la brocha hacia arriba y abajo hasta borrar esos símbolos desconocidos.
-Disculpe Caballero, ¿Cómo se llama usted?
Miró de reojo por el espejo retrovisor y respondió.
-Jonny… Jonny Gómez. ¿Por qué?- levantaba una ceja.
Aceleró. Los jóvenes atrás vociferaban. El de la ventana de la izquierda llevaba una visera roja y miraba el paisaje en movimiento. Dibujaba en el vaho símbolos parecidos a los que estaban afuera de la casa del conductor y que tanto le molestaban. Un día, antes de ir a dejar a sus hijas al colegio vio que su pared de entrada estaba completamente rayada y pegó un grito enorme al cielo. Maldijo. Después, indignado, fue a una tienda de pinturas a comprar tarros del mismo color que el de su muralla. Llegó a su casa y esparció la brocha hacia arriba y abajo hasta borrar esos símbolos desconocidos.
-Disculpe Caballero, ¿Cómo se llama usted?
Miró de reojo por el espejo retrovisor y respondió.
-Jonny… Jonny Gómez. ¿Por qué?- levantaba una ceja.
-No nada, solo preguntaba no más.
El taxímetro marcaba 2500 pesos.
- ¿Adonde van, jóvenes?
- ¿Adonde van, jóvenes?
- Un poquito más allá, es que no sabemos bien la dirección. Siga derecho no mas- Dijo, el chico de visera roja, tapándose la boca con la mano.
- -Bueno señor, usted manda- respondió irónicamente.
Siguió derecho.
-Señor, ¿puede subirle un poquito el volumen a esta canción por favor?
Siguió derecho.
-Señor, ¿puede subirle un poquito el volumen a esta canción por favor?
-Mmm....., esta bien.
Movió la perilla a la derecha y el sonido fue aumentando progresivamente. Sonaba “Viaje sin rumbo” de Tiro de gracia. Los jóvenes de atrás conversaban algo en secreto. El tipo de la visera colocó la mochila sobre sus piernas, abrió el cierre y sacó un revolver gastado de color metálico oxidado. Lo guardó por debajo de su mochila y le puso el seguro.
-Cabros, le voy a bajar un poco el volumen por que no escucho el radio.
Nadie respondió. Giró la perilla hacia la izquierda y la música fue disminuyendo.
-Señor se puede fumar dentro del auto.
El taxímetro marcaba 5000 pesos.
-Bueno, esta bien- dijo dubitativo- pero abran las ventanas, por que si me queman el asiento, les cobro el doble. Ya están advertidos-agregó, en tono amenazante.
El joven de la derecha saco una cajetilla del bolsillo. La abrió y colocó un cigarrillo en sus labios con herpes.
-Caballero ¿tiene fuego?
Movió la perilla a la derecha y el sonido fue aumentando progresivamente. Sonaba “Viaje sin rumbo” de Tiro de gracia. Los jóvenes de atrás conversaban algo en secreto. El tipo de la visera colocó la mochila sobre sus piernas, abrió el cierre y sacó un revolver gastado de color metálico oxidado. Lo guardó por debajo de su mochila y le puso el seguro.
-Cabros, le voy a bajar un poco el volumen por que no escucho el radio.
Nadie respondió. Giró la perilla hacia la izquierda y la música fue disminuyendo.
-Señor se puede fumar dentro del auto.
El taxímetro marcaba 5000 pesos.
-Bueno, esta bien- dijo dubitativo- pero abran las ventanas, por que si me queman el asiento, les cobro el doble. Ya están advertidos-agregó, en tono amenazante.
El joven de la derecha saco una cajetilla del bolsillo. La abrió y colocó un cigarrillo en sus labios con herpes.
-Caballero ¿tiene fuego?
-Sí.
Alzó su mano hacia el botoncito encendedor y esperó a que este saltara. Lo agarró y lo pasó para atrás mientras conducía, afirmando el volante con una mano.
-Cuidado que esta caliente- dijo.
El joven de la derecha recibió el encendedor y prendió el cigarro. Dio una calada. Bajó un poco la ventana y echó las cenizas al aire.
- Oiga señor ¿quien es esa niñita que sale en la foto?- Preguntó el tipo con visera roja.
Alzó su mano hacia el botoncito encendedor y esperó a que este saltara. Lo agarró y lo pasó para atrás mientras conducía, afirmando el volante con una mano.
-Cuidado que esta caliente- dijo.
El joven de la derecha recibió el encendedor y prendió el cigarro. Dio una calada. Bajó un poco la ventana y echó las cenizas al aire.
- Oiga señor ¿quien es esa niñita que sale en la foto?- Preguntó el tipo con visera roja.
- Mi hija mayor- respondió sonriendo- Es preciosa ¿cierto?
- Si, es súper bonita, se parece caleta a usted.
- …
- Puede doblar aquí a la derecha, porfa.
Dobla. Acelera. Coloca tercera. Pasa un auto que iba demasiado lento.
El Taxímetro marcaba 8000 pesos.
- Cabros si ven a un policía tienen que tirar el cigarro, por que esta estrictamente prohibido fumar dentro de un taxi.
Dobla. Acelera. Coloca tercera. Pasa un auto que iba demasiado lento.
El Taxímetro marcaba 8000 pesos.
- Cabros si ven a un policía tienen que tirar el cigarro, por que esta estrictamente prohibido fumar dentro de un taxi.
- Si señor, no se preocupe, si la hacemos piola nosotros.
El tipo de la derecha esbozo una sonrisa y agregó- La hacemos de vivo, de shoro.
Luz roja, el auto frenó.
-Disculpe señor ¿le puedo hacer una pregunta de ingenio?
Luz roja, el auto frenó.
-Disculpe señor ¿le puedo hacer una pregunta de ingenio?
-Eh no soy muy bueno para esas cosas, pero haber dígala no mas.
- Usted necesita llegar a un camino.
-¿ya?
-Pero no sabe como hacerlo y se encuentra con dos tipos, uno dice la verdad y el otro miente. Usted tiene derecho a formular una sola pregunta. ¿Cual seria? Considere que tiene que llegar a ese camino y solo una de esas dos personas le puede dar la información adecuada.
-Esta difícil, me la dejaste pelua cabrito. Haber- dice pensando, llevándose el dedo índice a la sien.
-¿Se rinde señor? ¿Le Gano la pregunta acaso?
-Mas respeto cabrito por que si quiero te bajo ahora mismo.
-No vale la pena ponerse agresivo caballero, ¿lo sabe o no?
-Diría…-pensaba, mirando la calle que se presentaba al frente de él- ¿es cierto que este es el camino correcto?
El joven de visera aplaudió y dijo.
-Wenaaaa, esa era la respuesta. Parece que usted no es nada de tonto.
El joven de visera aplaudió y dijo.
-Wenaaaa, esa era la respuesta. Parece que usted no es nada de tonto.
-No po cabrito, si cuando ustedes van yo…
-¿Vengo de vuelta?- Repuso mirándolo a los ojos por el espejo retrovisor.
-Si, si eso- respondió con extrañeza.
Luz verde. Enganchó primera y partió
Miró al taxímetro y se dio cuenta de que estaba en una cifra muy elevada. Todas estas preguntas lo estaban distrayendo demasiado. Tenía hambre. El estomago le crujía, deseaba con toda su alma dejar a los jóvenes en su destino para poder ir a saciar el hambre, comerse un completo gigante, con extra palta en alguna picada.
Escuchaba que los jóvenes de atrás hablaban en clave, disminuyó la velocidad y buscó un lugar para poder estacionarse.
-¿Por que disminuye la velocidad?
Empezó a sudar, estaba nervioso y mareado de dar tantas vueltas. Sus manos transpiraban y dejaban el volante resbaladizo. Miró hacia atrás con nerviosismo, agarró el radio y busco respaldo de sus amigos. Dijo “Charlie 3” miró para atrás con desconfianza y gritó.
-El taxímetro va en 25 lucas y siento que me estoy dando vueltas como un imbecil. ¿Tienen la plata o no por la mierda?
El joven con visera sacó el seguro de la pistola por debajo de la mochila.
- No sé, no sé, ya maneje no mas, diríjase hasta donde le decimos. Pare de hacer preguntas hueonas.
Luz verde. Enganchó primera y partió
Miró al taxímetro y se dio cuenta de que estaba en una cifra muy elevada. Todas estas preguntas lo estaban distrayendo demasiado. Tenía hambre. El estomago le crujía, deseaba con toda su alma dejar a los jóvenes en su destino para poder ir a saciar el hambre, comerse un completo gigante, con extra palta en alguna picada.
Escuchaba que los jóvenes de atrás hablaban en clave, disminuyó la velocidad y buscó un lugar para poder estacionarse.
-¿Por que disminuye la velocidad?
Empezó a sudar, estaba nervioso y mareado de dar tantas vueltas. Sus manos transpiraban y dejaban el volante resbaladizo. Miró hacia atrás con nerviosismo, agarró el radio y busco respaldo de sus amigos. Dijo “Charlie 3” miró para atrás con desconfianza y gritó.
-El taxímetro va en 25 lucas y siento que me estoy dando vueltas como un imbecil. ¿Tienen la plata o no por la mierda?
El joven con visera sacó el seguro de la pistola por debajo de la mochila.
- No sé, no sé, ya maneje no mas, diríjase hasta donde le decimos. Pare de hacer preguntas hueonas.
- ¿Como que preguntas hueonas? cabro de mierda. Se bajan ahora mismo.
Disminuyó la velocidad a 20 Km. por hora y se estacionó al lado de un terreno baldío. Afuera el polvo nublaba las ventanas.
-Ya viejo conchetumadre- gritó el joven de visera- Si parai el auto te rajo ahora mismo culiao maricon hijo de perra- Le colocó el revolver al lado del estomago. El tipo con herpes lo ahorcaba para que no se pudiera mover- ahora iremos a otra dirección, así que mas te vale apagar la weaita del taxímetro por que andamos patos.
Jonny con sus brazos temblando hizo caso de las peticiones del joven. Bajó la palanca amarilla.
Sentía reflujos subir violentamente desde su estomago.
-Por favor, no me hagan daño, si quieren no me pagan nada- decía con la voz quebrada- pero porfav...
Disminuyó la velocidad a 20 Km. por hora y se estacionó al lado de un terreno baldío. Afuera el polvo nublaba las ventanas.
-Ya viejo conchetumadre- gritó el joven de visera- Si parai el auto te rajo ahora mismo culiao maricon hijo de perra- Le colocó el revolver al lado del estomago. El tipo con herpes lo ahorcaba para que no se pudiera mover- ahora iremos a otra dirección, así que mas te vale apagar la weaita del taxímetro por que andamos patos.
Jonny con sus brazos temblando hizo caso de las peticiones del joven. Bajó la palanca amarilla.
Sentía reflujos subir violentamente desde su estomago.
-Por favor, no me hagan daño, si quieren no me pagan nada- decía con la voz quebrada- pero porfav...
-Ya conchetumadre, entonces sigue las indicaciones que te vamos dando- Le pegó un combo en la cara y le partió el labio. Chorreaba sangre.
Prendió nuevamente el auto y lo puso en marcha.
Sentía el revolver hundirse en el lado lateral de su estomago y pensaba en su familia, en sus hijas y en su señora. El sudor le brotaba por el cuerpo, caia por la frente y chocaba con sus labios temblantes.
-Mira maricón culiado, metete por esta calle a la derecha, vamos a la población Esperanza, casa 117 y no me hagáis repetírtelo por que o si no te mato ahora mismo, conchetumadre.- Gritaba exaltado con la pistola tiritando.
Prendió nuevamente el auto y lo puso en marcha.
Sentía el revolver hundirse en el lado lateral de su estomago y pensaba en su familia, en sus hijas y en su señora. El sudor le brotaba por el cuerpo, caia por la frente y chocaba con sus labios temblantes.
-Mira maricón culiado, metete por esta calle a la derecha, vamos a la población Esperanza, casa 117 y no me hagáis repetírtelo por que o si no te mato ahora mismo, conchetumadre.- Gritaba exaltado con la pistola tiritando.
- Ya escuchaste hueono- decía el tipo de labios con herpes- si no haci caso te vamos a pitiarte viejo maraco- desde el asiento trasero le lanzó una patada en la cabeza, con sus “Nike Shocks, se pegó contra el manubrio y salio un diente volando.
Bip Bip
Esquibaba los autos. Recuperó el control del volante y avanzó por la avenida. Todo se le daba vueltas a su alrededor como una vorágine aturdidora. Vomitó y manchó el manubrio, sus manos y parte del parabrisas con su desayuno de tostadas con mantequilla.
Dobló por la calle que le indicaron con la respiración entrecortada. Jadeante. Su cara sangraba .Avanzó un par de metros y disminuyó la velocidad, puso neutro y estacionó el auto frente a la casa 117.
-Bájate rapio conchetumadre- decía el joven de visera abriéndole la puerta- cualquier paso en falso y te rajo viejo culiao, te rajo- le gritaba.
Caminaron a la casa. El tipo de la visera roja abrió la reja con sus llaves. Luego lo agarró del cuello y lo redujo llevando su cabeza hacia su cuerpo. El tipo con herpes llevaba la pistola y lo iba siguiendo detrás. Pasaron el jardín de cemento con plantas muertas. Jonny sangraba y manchaba el piso. Abrió la puerta mientras sostenía el cuello de Jonny y entró a la casa. Pasaron directamente al living comedor que era de un ambiente, tenía una mesa de madera gastada y un mantel lleno de manchas de comida. Avanzaron por el pasillo. El chico de la visera abrió delicadamente la puerta y esta cedió de inmediato. En la pieza había una mujer de cuarenta años, acostada, delgadísima y con manchas rojas en la cara. Estaba agonizando.
-Mira viejo culeado, te acordai de ella conchetumadre-Le agarraba la cara aprentandola y apuntándola a la mujer.
Jonny no respondía, le brotaban las lágrimas y su cuerpo temblaba.
-Si que sabi quien es, es mi mamita hueon y esta a apunto de morirse. Tiene sida- explicaba llorando- Vo conchetumadre poco hombre estay aquí para hacerla feliz. Su último deseo antes de morir es hacer el amor contigo, así que bájate los pantalones y cumple por una vez en tu vida, Maricón.
Jonny entró a la pieza, solo, espantado, cerró la puerta y se acostó al lado de su Ex mujer. La miró y pudo absorber todo el sufrimiento que irradiaban sus ojos pequeños. Sintió un vacío enorme y le acarició el pelo. Ella lo miro desvaneciéndose y le dijo.
-Jonny, te eché tanto de menos.
Agarró su cara suavemente, palpó sus mejillas, se inclinó y le besó la frente. Sin decirle nada agarró un cojín y se acostó al lado de ella escuchándola toser. La mujer lo agarró de la mano y le dijo que se marchara, el no le hizo caso y se quedó con ella. Pasó un rato, una hora más o menos y vio que estaba dormida. Le dio un beso de despedida en la mejilla, se levantó de la cama y abrió la puerta. Al salir de la pieza vio que Huguito estaba dormido, descansando, sentado en una silla, con su cabeza apoyada en sus brazos tatuados, con su visera roja y su pistola apuntando al suelo. Emitió el menor sonido posible, calculó sus pasos en silencio y se desplazó como un fanstama hacia la salida. Cruzó el patio de cemento, sigilosamente y vio su taxi afuera, en la calle, con las puertas abiertas.
Felipe Barría
Bip Bip
Esquibaba los autos. Recuperó el control del volante y avanzó por la avenida. Todo se le daba vueltas a su alrededor como una vorágine aturdidora. Vomitó y manchó el manubrio, sus manos y parte del parabrisas con su desayuno de tostadas con mantequilla.
Dobló por la calle que le indicaron con la respiración entrecortada. Jadeante. Su cara sangraba .Avanzó un par de metros y disminuyó la velocidad, puso neutro y estacionó el auto frente a la casa 117.
-Bájate rapio conchetumadre- decía el joven de visera abriéndole la puerta- cualquier paso en falso y te rajo viejo culiao, te rajo- le gritaba.
Caminaron a la casa. El tipo de la visera roja abrió la reja con sus llaves. Luego lo agarró del cuello y lo redujo llevando su cabeza hacia su cuerpo. El tipo con herpes llevaba la pistola y lo iba siguiendo detrás. Pasaron el jardín de cemento con plantas muertas. Jonny sangraba y manchaba el piso. Abrió la puerta mientras sostenía el cuello de Jonny y entró a la casa. Pasaron directamente al living comedor que era de un ambiente, tenía una mesa de madera gastada y un mantel lleno de manchas de comida. Avanzaron por el pasillo. El chico de la visera abrió delicadamente la puerta y esta cedió de inmediato. En la pieza había una mujer de cuarenta años, acostada, delgadísima y con manchas rojas en la cara. Estaba agonizando.
-Mira viejo culeado, te acordai de ella conchetumadre-Le agarraba la cara aprentandola y apuntándola a la mujer.
Jonny no respondía, le brotaban las lágrimas y su cuerpo temblaba.
-Si que sabi quien es, es mi mamita hueon y esta a apunto de morirse. Tiene sida- explicaba llorando- Vo conchetumadre poco hombre estay aquí para hacerla feliz. Su último deseo antes de morir es hacer el amor contigo, así que bájate los pantalones y cumple por una vez en tu vida, Maricón.
Jonny entró a la pieza, solo, espantado, cerró la puerta y se acostó al lado de su Ex mujer. La miró y pudo absorber todo el sufrimiento que irradiaban sus ojos pequeños. Sintió un vacío enorme y le acarició el pelo. Ella lo miro desvaneciéndose y le dijo.
-Jonny, te eché tanto de menos.
Agarró su cara suavemente, palpó sus mejillas, se inclinó y le besó la frente. Sin decirle nada agarró un cojín y se acostó al lado de ella escuchándola toser. La mujer lo agarró de la mano y le dijo que se marchara, el no le hizo caso y se quedó con ella. Pasó un rato, una hora más o menos y vio que estaba dormida. Le dio un beso de despedida en la mejilla, se levantó de la cama y abrió la puerta. Al salir de la pieza vio que Huguito estaba dormido, descansando, sentado en una silla, con su cabeza apoyada en sus brazos tatuados, con su visera roja y su pistola apuntando al suelo. Emitió el menor sonido posible, calculó sus pasos en silencio y se desplazó como un fanstama hacia la salida. Cruzó el patio de cemento, sigilosamente y vio su taxi afuera, en la calle, con las puertas abiertas.
Felipe Barría
domingo, 11 de abril de 2010
Pequeños monstruos
*He aquí un cuento que escribí para presentar en un taller literario.
Terrible posmodernism y hueá*
Pequeños monstruos
Pequeños monstruos conversando sobre anécdotas simpáticas de su vida diaria. Riéndose en voz alta. Tomando cerveza y moviéndose al ritmo de pegajosas canciones Hip Hop.
Estoy tirado. En traje baño, con el torso desnudo al lado de la piscina viendo un espectáculo de piqueros descoordinados.
Plash!!
Me cae agua en la cara y en el resto del cuerpo. Agarro mi toalla y me coloco un poco mas atrás donde el agua no moje mis demás pertenencias vulnerables a la humedad.
- Oye Julián ¿sácame una foto porfa?
Es la Maca, una de las compañeras más guapas del curso. Agarro la cámara. La prendo. Enfoco. Desde la maquina puedo ver como se arregla el pelo y se sienta enfrente mío con su bikini rojo y pareo verde. Tiene unas gafas blancas y su pelo rubio mojado.
Mira atentamente la cámara.
- Tú me dices cuando…
Plano general.
Disparo.
Apago la cámara y la dejo cerca de mis pantalones que están al lado mío.
-Espero verla algún día po.
-Si, apenas las revele te la hare llegar de alguna forma.
-Ayyyy que tierno.
Me da un apretón en la mejilla y se marcha. Va hacia donde Camila y conversa de algo que de este lugar no logro escuchar.
Me acuesto sobre la toalla y cierro los ojos.
-Cacha que Julián me tomo una foto con esas cámaras antiguas, esas que tienes que ir a revelarlas y las puedes tocar, oler o enmarcar en algún marco bonito.
-Enserio galla, igual es como de otra época eso, no se, yo en realidad prefiero las digitales, son mucho mas no se em como decirlo ehhh… practicas, claro, practicas por que sacas todas las fotos que quieres, solo necesitas cargar la maquina y listo, además de ahí las podi subir a Internet, colocarlas en Facebook o que se yo po hueona pero por ese lado al menos a mi me gustan mas.
-Sí, sí puede ser… igual tení razón, Cami… oye hueona ¿Tení un cigarro que me convides?
-Déjame ver-Se mete la mano al bolsillo de atrás de su pantalón blanco de pitillo, saca su cajetilla de Lucky Lights y se da cuenta que le queda uno-Puta maca, hueona, no me quedan, sorry.
-No importa, da lo mismo.
Silencio
-Ya voy a ver si me consigo uno por ahí, estoy verde por un pucho.
-Yo por un pitito…
La Maca pasa al lado mío, me sonríe y yo el hueón miro pa otro lado. No sé pero me pongo un poco nervioso, igual esta bien rica. Desde la toalla hace que su cuerpo resalte un poco mas, se ve espectacular con ese bikini. Mañana mismo voy a revelar las fotos para luego dejarle un mensaje en Messenger y decirle que le tengo un regalo, o no sé, pensándolo bien, mejor no, no sé, que fluya, toy harto de pensar hueas, mucha teoría y poca praxis como diría mi amigo Martín. Veo que se dirige hacia la mesa donde esta colocado el stereo imponente, ojala que Martín no se la jotee con sus típicas engrupidas filosóficas, ese hueon de repente resulta ser bastante desagradable, irradia pedantería y lo peor es que el hueon no se da cuenta que a los jóvenes de hoy en día no nos gustan las hueas profundas ni reflexivas, preferimos vivir el momento como pequeños monstruos nihilistas. Maldita sea, creo que se me esta pegando un poco su volada. Fuck.
-Ese es el tema mi querido amigo, la explicación de esta gran incógnita llamada realidad es…
-Disculpen chicos, sorry si los interrumpo pero ¿Alguien tiene un puchito que me convide? ¿Plis?- pregunta la Maca juntando las dos manos dirigiendo sus dedos al cielo.
-Hola Maca ¿como estas?
-Bien po ¿Y tú?- se le acerca y le da un beso en la mejilla.
-Bien po. Oye te doy un cigarro pero antes que todo y no digo nada por que la nada invalidaría mi postura de pregunta, bueno sin irme en reflexiones que no son voladas, por que el sentido común esta acostumbrando a distorsionar la etiología de los fenómenos…
-¿Ya?….-responde maca en tono de irónico interés.
-Bueno, la pregunta principal es redoble de tambores- Su amigo de al lado hace un redoble imaginario- gracias por ese redoble, pero no estuvo tan bueno, ya ya sin darme mas vueltas como el símbolo del eterno retorno Nietzscheano… ¿Que es para ti la realidad?
-Hueón, hueón, yo sé, yo sé- interrumpe nuevamente el amigo- la realidad según Jack Nicholson o Nicolas Cage creo, uno de esos dos, dice que no es mas que un efecto prolongado por el abuso del alcohol o algo así.
-Esta buena esa-La maca se ríe.
-Querido cinéfilo si no sabes bien quien lo dijo entonces no te refieras al tema, es por eso que se distorsiona el significado de las cosas que conlleva a un sinsentido del cual hoy tenemos parte en una época tan despreciable como la posmodernidad…Bueno volviendo a la pregunta, omitiendo el desatinado comentario de mi amigo aquí presente. Maca, respóndeme por favor, el cigarrillo que es tu deseo momentáneo se encuentra en juego por el solo hecho de que me expreses tu mundo interior. No importa si comparto o no tu opinión, solo atente a responder… ¿Que es para ti la realidad?
-Emmm pucha no se, igual esta peluda la pregunta- dice mientras se rasca la cabeza con sus uñas naturales- Yo creo que la realidad, es lo que uno puede emmm no se, emmm, es…ya se, ya se, yo creo que es ver, tocar y sentir. Como una foto… como esas fotos, esas fotos que consigues después de un revelado de una fotografía de cámara no digital.
¿Entonces los ciegos o personas con falta sensorial no perciben la realidad?- Le pregunta mofándose.
- Ayyy no sé, no sé, ya te respondí la pregunta Martín, aparte era un sola.
-Si tienes razón, no puedo ser tan hipócrita, igual estuvo bien-ríe- o sea regular pero bueno hiciste el intento al menos querida amiga.
-Si po.
-Sorry loca pero no somos capaces de controlar todas las variables inoportunas-abre la cajetilla y le demuestra que esta vacía- aunque se que a mi me queda poco para tener el control absoluto
- Eres un egocéntrico de mierda hazte ver- dice furiosa.
-No tengo para que, los psicólogos somos capaces de hacer una introspección mas profunda que las personas fútiles que rodean este lugar-Apunta a los demás, su animo cambia-. Ellos son los que necesitan ir al sicólogo, viven inconcientemente, son pequeños monstruos consumistas que se dirigen a su propia destrucción, están basados en medios, en bienes de corto plazo que se acaban cuando ya se consigue el placer-Le coge la mano- Están determinados por el medio y inconcientes de sus fines-la Maca se la quita y lo mira con extrañeza- están siendo dominados por la liquidez de sus acciones consumistas. Viven como robots ateniéndose a la rutina sin ser capaces – se carga en ella con el peso de su cuerpo- de criticarse a ellos mismos. Viven de lo externo y las apariencias. Es cosa de escucharlos para que me den ganas de vomitar y asquearme de su repetida banalidad. Lamentablemente el hombre va a su propia destrucción y lo peor es que llegara en el medio del profundo y prolongado dormitar de sus vidas inconcientes. No les dolerá a ellos, pero a las personas –Le clava la mirada- que aun teníamos ideales para poder cambiar el mundo nos golpeara en la cara, recordándonos de que no cumplimos nuestra misión. Se dirigen a un abismo, del cual se lanzan involuntariamente y cuando llega la muerte es demasiado tarde para reflexionar por que tal cosa no existe después de la vida.
- Hueon, discúlpame pero no te cache nada lo que me dijiste- decía macarena mientras miraba la figura de Julián que yacía sobre su toalla durmiendo una (posible) siesta abrazado a su cámara fotográfica.
-Bueno Macarena esta bien, no te culpo, se que es difícil de comprender-mira hacia otro lado y luego la mira los ojos- Oye… ¿Me acompañas a comprar cigarros? Ando en auto, ¿Vamos?
Abro los ojos, está oscureciendo, el único destello de luz proviene de los últimos rayos del sol que iluminan levemente el entorno. Veo que ya se han marchado casi todos. La Maca no está por ningún lugar, tal vez la llame mas tarde para preguntarle que va a hacer en la noche. Martín esta sentado al lado mío, escucho que llora silenciosamente. La luz de estos débiles rayos solares le ilumina sutilmente la cara. Agarra su mochila de jeans. Se para y dice que me lleva a mi casa. Sus manos están manchadas de sangre y tiñen el pasto.
…
Terrible posmodernism y hueá*
Pequeños monstruos
Pequeños monstruos conversando sobre anécdotas simpáticas de su vida diaria. Riéndose en voz alta. Tomando cerveza y moviéndose al ritmo de pegajosas canciones Hip Hop.
Estoy tirado. En traje baño, con el torso desnudo al lado de la piscina viendo un espectáculo de piqueros descoordinados.
Plash!!
Me cae agua en la cara y en el resto del cuerpo. Agarro mi toalla y me coloco un poco mas atrás donde el agua no moje mis demás pertenencias vulnerables a la humedad.
- Oye Julián ¿sácame una foto porfa?
Es la Maca, una de las compañeras más guapas del curso. Agarro la cámara. La prendo. Enfoco. Desde la maquina puedo ver como se arregla el pelo y se sienta enfrente mío con su bikini rojo y pareo verde. Tiene unas gafas blancas y su pelo rubio mojado.
Mira atentamente la cámara.
- Tú me dices cuando…
Plano general.
Disparo.
Apago la cámara y la dejo cerca de mis pantalones que están al lado mío.
-Espero verla algún día po.
-Si, apenas las revele te la hare llegar de alguna forma.
-Ayyyy que tierno.
Me da un apretón en la mejilla y se marcha. Va hacia donde Camila y conversa de algo que de este lugar no logro escuchar.
Me acuesto sobre la toalla y cierro los ojos.
-Cacha que Julián me tomo una foto con esas cámaras antiguas, esas que tienes que ir a revelarlas y las puedes tocar, oler o enmarcar en algún marco bonito.
-Enserio galla, igual es como de otra época eso, no se, yo en realidad prefiero las digitales, son mucho mas no se em como decirlo ehhh… practicas, claro, practicas por que sacas todas las fotos que quieres, solo necesitas cargar la maquina y listo, además de ahí las podi subir a Internet, colocarlas en Facebook o que se yo po hueona pero por ese lado al menos a mi me gustan mas.
-Sí, sí puede ser… igual tení razón, Cami… oye hueona ¿Tení un cigarro que me convides?
-Déjame ver-Se mete la mano al bolsillo de atrás de su pantalón blanco de pitillo, saca su cajetilla de Lucky Lights y se da cuenta que le queda uno-Puta maca, hueona, no me quedan, sorry.
-No importa, da lo mismo.
Silencio
-Ya voy a ver si me consigo uno por ahí, estoy verde por un pucho.
-Yo por un pitito…
La Maca pasa al lado mío, me sonríe y yo el hueón miro pa otro lado. No sé pero me pongo un poco nervioso, igual esta bien rica. Desde la toalla hace que su cuerpo resalte un poco mas, se ve espectacular con ese bikini. Mañana mismo voy a revelar las fotos para luego dejarle un mensaje en Messenger y decirle que le tengo un regalo, o no sé, pensándolo bien, mejor no, no sé, que fluya, toy harto de pensar hueas, mucha teoría y poca praxis como diría mi amigo Martín. Veo que se dirige hacia la mesa donde esta colocado el stereo imponente, ojala que Martín no se la jotee con sus típicas engrupidas filosóficas, ese hueon de repente resulta ser bastante desagradable, irradia pedantería y lo peor es que el hueon no se da cuenta que a los jóvenes de hoy en día no nos gustan las hueas profundas ni reflexivas, preferimos vivir el momento como pequeños monstruos nihilistas. Maldita sea, creo que se me esta pegando un poco su volada. Fuck.
-Ese es el tema mi querido amigo, la explicación de esta gran incógnita llamada realidad es…
-Disculpen chicos, sorry si los interrumpo pero ¿Alguien tiene un puchito que me convide? ¿Plis?- pregunta la Maca juntando las dos manos dirigiendo sus dedos al cielo.
-Hola Maca ¿como estas?
-Bien po ¿Y tú?- se le acerca y le da un beso en la mejilla.
-Bien po. Oye te doy un cigarro pero antes que todo y no digo nada por que la nada invalidaría mi postura de pregunta, bueno sin irme en reflexiones que no son voladas, por que el sentido común esta acostumbrando a distorsionar la etiología de los fenómenos…
-¿Ya?….-responde maca en tono de irónico interés.
-Bueno, la pregunta principal es redoble de tambores- Su amigo de al lado hace un redoble imaginario- gracias por ese redoble, pero no estuvo tan bueno, ya ya sin darme mas vueltas como el símbolo del eterno retorno Nietzscheano… ¿Que es para ti la realidad?
-Hueón, hueón, yo sé, yo sé- interrumpe nuevamente el amigo- la realidad según Jack Nicholson o Nicolas Cage creo, uno de esos dos, dice que no es mas que un efecto prolongado por el abuso del alcohol o algo así.
-Esta buena esa-La maca se ríe.
-Querido cinéfilo si no sabes bien quien lo dijo entonces no te refieras al tema, es por eso que se distorsiona el significado de las cosas que conlleva a un sinsentido del cual hoy tenemos parte en una época tan despreciable como la posmodernidad…Bueno volviendo a la pregunta, omitiendo el desatinado comentario de mi amigo aquí presente. Maca, respóndeme por favor, el cigarrillo que es tu deseo momentáneo se encuentra en juego por el solo hecho de que me expreses tu mundo interior. No importa si comparto o no tu opinión, solo atente a responder… ¿Que es para ti la realidad?
-Emmm pucha no se, igual esta peluda la pregunta- dice mientras se rasca la cabeza con sus uñas naturales- Yo creo que la realidad, es lo que uno puede emmm no se, emmm, es…ya se, ya se, yo creo que es ver, tocar y sentir. Como una foto… como esas fotos, esas fotos que consigues después de un revelado de una fotografía de cámara no digital.
¿Entonces los ciegos o personas con falta sensorial no perciben la realidad?- Le pregunta mofándose.
- Ayyy no sé, no sé, ya te respondí la pregunta Martín, aparte era un sola.
-Si tienes razón, no puedo ser tan hipócrita, igual estuvo bien-ríe- o sea regular pero bueno hiciste el intento al menos querida amiga.
-Si po.
-Sorry loca pero no somos capaces de controlar todas las variables inoportunas-abre la cajetilla y le demuestra que esta vacía- aunque se que a mi me queda poco para tener el control absoluto
- Eres un egocéntrico de mierda hazte ver- dice furiosa.
-No tengo para que, los psicólogos somos capaces de hacer una introspección mas profunda que las personas fútiles que rodean este lugar-Apunta a los demás, su animo cambia-. Ellos son los que necesitan ir al sicólogo, viven inconcientemente, son pequeños monstruos consumistas que se dirigen a su propia destrucción, están basados en medios, en bienes de corto plazo que se acaban cuando ya se consigue el placer-Le coge la mano- Están determinados por el medio y inconcientes de sus fines-la Maca se la quita y lo mira con extrañeza- están siendo dominados por la liquidez de sus acciones consumistas. Viven como robots ateniéndose a la rutina sin ser capaces – se carga en ella con el peso de su cuerpo- de criticarse a ellos mismos. Viven de lo externo y las apariencias. Es cosa de escucharlos para que me den ganas de vomitar y asquearme de su repetida banalidad. Lamentablemente el hombre va a su propia destrucción y lo peor es que llegara en el medio del profundo y prolongado dormitar de sus vidas inconcientes. No les dolerá a ellos, pero a las personas –Le clava la mirada- que aun teníamos ideales para poder cambiar el mundo nos golpeara en la cara, recordándonos de que no cumplimos nuestra misión. Se dirigen a un abismo, del cual se lanzan involuntariamente y cuando llega la muerte es demasiado tarde para reflexionar por que tal cosa no existe después de la vida.
- Hueon, discúlpame pero no te cache nada lo que me dijiste- decía macarena mientras miraba la figura de Julián que yacía sobre su toalla durmiendo una (posible) siesta abrazado a su cámara fotográfica.
-Bueno Macarena esta bien, no te culpo, se que es difícil de comprender-mira hacia otro lado y luego la mira los ojos- Oye… ¿Me acompañas a comprar cigarros? Ando en auto, ¿Vamos?
Abro los ojos, está oscureciendo, el único destello de luz proviene de los últimos rayos del sol que iluminan levemente el entorno. Veo que ya se han marchado casi todos. La Maca no está por ningún lugar, tal vez la llame mas tarde para preguntarle que va a hacer en la noche. Martín esta sentado al lado mío, escucho que llora silenciosamente. La luz de estos débiles rayos solares le ilumina sutilmente la cara. Agarra su mochila de jeans. Se para y dice que me lleva a mi casa. Sus manos están manchadas de sangre y tiñen el pasto.
…
sábado, 3 de abril de 2010
La mansión Japonesa
La mansión Japonesa
*Este es un breve extracto de un proyecto que tengo pensado concretar a futuro. Espero que les agrade*
Me voy a echar a una de las sillas plásticas que se encuentran alrededor de la piscina y miro el entorno. De repente, de un momento a otro con su traje baño todo mojado y botándome gotas en la cara llega Baltazar y me dice que lo acompañe a fumarse un pito con los cabros. Le sonrío y muevo la cabeza lentamente simbolizando un si.
Caminamos por entremedio de la selva alrededor de gruesas ramas verdes que obstaculizan nuestro deseo. De pronto, nos topamos con un lugar que se ve ameno para la situación, nos sentamos en un tronco que esta en el piso y vemos como de algunos hoyitos comienzan a salir gusanos transparentes. Nos decidimos parar, sin dejarnos de asombrar por lo bizarra que resulta esta escena. Baltazar saca el caño y le hace una sutil veneración con la cabeza. Es uno de los caños más grandes que he visto en mi vida. Según Baltazar, la situación lo amerita. Yo igual le creo. Balta dice que esta manito esta de lujo y que se la consiguió con el “loco Deivis” que es uno de los dealer que tiene las mejores cepas de la ciudad de Santiago. Una vez, el loco deivis me dio unas fumadas de un tipo de marihuana llamado bubblegum y recuerdo que me transforme en otra persona o tal vez era la misma pero sin un súper yo o represión presente.
Se escucha el sonido de extrañas aves que merodean aéreamente el lugar, buscando la presa perfecta para atacar.
Balta prende el pito y le pega unas apasionadas quemadas. Sale un aroma sublime. Lo pasa a Julián y este como siempre antes de concretar la primera fumada comienza a hablar ridiculeces que nadie quiere escuchar.
-Esta re bueno. El lugar esta increíble, pareciese que esta selva nos quisiera comer vivos.- menciona, Julián que se encuentra en traje baño y con su largo pelo mojado.
Es mi turno, fumo dos pitadas grandes y se lo paso al siguiente respetando el orden del juego.
Escucho como el sonido de las aves se comienza a hacer cada vez más agresivo.
- ¿Como les cayeron los tipos que los trajeron hacia acá?- preguntaba el Balta a todos los presentes.
- Bien igual- respondía Julián- cacha que en un momento paramos en un bar que se encontraba en un pueblito que no recuerdo el nombre y onda nos sentamos en la barra y nos pedimos cinco litros de cervezas para 3 hombres.
- No puede ser- le refutaba yo- si los tipos estaban trabajando y tenían prohibido beber alcohol en su jornada laboral.
- A veces se pueden romper las reglas querido Adán.- mencionaba balta
- Si y eso no es todo- continuaba, Julián- después de tomarnos las chelas en ese rustico bar de madera con producción mediocre, una de las tipas que se encontraba atendiendo, fue hacia el karaoke- tosía y pasaba el pito a balta- y programó esa canción calentona de Barry White, se acercó a mi, me tomó de la cintura y me llevó hacia una pieza oscura que se encontraba cerca de la barra.
- No hueon no puede ser ¿y que onda?
- Nos metimos a la pieza y la mina que estaba bastante digna, se me acercó y me paso sus suaves labios por el cuello.
- ¿Y que pasó, que pasó hueon!!!!?
Tengo un mal presentimiento, las mismas aves carnívoras que escuchaba hace un rato, están posadas encimas de las gruesas ramas de este caleidoscópico árbol.
- Se agachó, me desabrochó el cinturón, el botón, me bajó los pantalones…
Todos miraban y escuchaban atentos a Julián excepto yo que seguía preocupado de las aves que ahora me miraban fijamente a los ojos.
- Nada- comenzaba a reír- todo esto a sido una maldita puta mentira
- Que! no te lo puedo creer si me la creí toda hueon!!!- decía Balta con el pito en la mano mientras miraba asombrado a Julián- deberías ser actor no se que mierda haces estudiando Química farmacéutica.
- Si ya me lo han dicho antes- Respondía, mientras gestualmente le pedía el caño a Balta.
Los movimientos se vuelven cada vez más torpes y escucho que Balta en cámara lenta se ríe mirando hacia el suelo.
- E l t i e m p o e s c o m o e l f u e g o q u e m e q u e m a p e r o yo s o ye l f u e g o- decía Pascal alargando las palabras que se volvían cada vez mas difusas y pausadas.
- T e n g o h a m b r e
- E s t a o s c u r e c i e n d o
- ¿ A l g u i e n t i e n e h o r a?
El pájaro no me ha sacado los ojos de encima, me esta dando miedo, temo cualquier movimiento que puedan emitir sus alas.
-T e n g o l a g a r g a n t a s e c a.
El ruido de grillos se hacia insoportable, era como si cada especie que habitara en este recóndito lugar tuviere el deseo de despedazarnos y comernos en pequeños trocitos de carne.
El ave aún me mira fijamente a los ojos, esta decidido a quedarse estático ahí, planeando el momento perfecto para atacarme y llevarme al infierno.
Los presentes tienen los ojos bastantes rojos, lastima que nadie trajo las gotitas.
Felipe Barría
*Este es un breve extracto de un proyecto que tengo pensado concretar a futuro. Espero que les agrade*
Me voy a echar a una de las sillas plásticas que se encuentran alrededor de la piscina y miro el entorno. De repente, de un momento a otro con su traje baño todo mojado y botándome gotas en la cara llega Baltazar y me dice que lo acompañe a fumarse un pito con los cabros. Le sonrío y muevo la cabeza lentamente simbolizando un si.
Caminamos por entremedio de la selva alrededor de gruesas ramas verdes que obstaculizan nuestro deseo. De pronto, nos topamos con un lugar que se ve ameno para la situación, nos sentamos en un tronco que esta en el piso y vemos como de algunos hoyitos comienzan a salir gusanos transparentes. Nos decidimos parar, sin dejarnos de asombrar por lo bizarra que resulta esta escena. Baltazar saca el caño y le hace una sutil veneración con la cabeza. Es uno de los caños más grandes que he visto en mi vida. Según Baltazar, la situación lo amerita. Yo igual le creo. Balta dice que esta manito esta de lujo y que se la consiguió con el “loco Deivis” que es uno de los dealer que tiene las mejores cepas de la ciudad de Santiago. Una vez, el loco deivis me dio unas fumadas de un tipo de marihuana llamado bubblegum y recuerdo que me transforme en otra persona o tal vez era la misma pero sin un súper yo o represión presente.
Se escucha el sonido de extrañas aves que merodean aéreamente el lugar, buscando la presa perfecta para atacar.
Balta prende el pito y le pega unas apasionadas quemadas. Sale un aroma sublime. Lo pasa a Julián y este como siempre antes de concretar la primera fumada comienza a hablar ridiculeces que nadie quiere escuchar.
-Esta re bueno. El lugar esta increíble, pareciese que esta selva nos quisiera comer vivos.- menciona, Julián que se encuentra en traje baño y con su largo pelo mojado.
Es mi turno, fumo dos pitadas grandes y se lo paso al siguiente respetando el orden del juego.
Escucho como el sonido de las aves se comienza a hacer cada vez más agresivo.
- ¿Como les cayeron los tipos que los trajeron hacia acá?- preguntaba el Balta a todos los presentes.
- Bien igual- respondía Julián- cacha que en un momento paramos en un bar que se encontraba en un pueblito que no recuerdo el nombre y onda nos sentamos en la barra y nos pedimos cinco litros de cervezas para 3 hombres.
- No puede ser- le refutaba yo- si los tipos estaban trabajando y tenían prohibido beber alcohol en su jornada laboral.
- A veces se pueden romper las reglas querido Adán.- mencionaba balta
- Si y eso no es todo- continuaba, Julián- después de tomarnos las chelas en ese rustico bar de madera con producción mediocre, una de las tipas que se encontraba atendiendo, fue hacia el karaoke- tosía y pasaba el pito a balta- y programó esa canción calentona de Barry White, se acercó a mi, me tomó de la cintura y me llevó hacia una pieza oscura que se encontraba cerca de la barra.
- No hueon no puede ser ¿y que onda?
- Nos metimos a la pieza y la mina que estaba bastante digna, se me acercó y me paso sus suaves labios por el cuello.
- ¿Y que pasó, que pasó hueon!!!!?
Tengo un mal presentimiento, las mismas aves carnívoras que escuchaba hace un rato, están posadas encimas de las gruesas ramas de este caleidoscópico árbol.
- Se agachó, me desabrochó el cinturón, el botón, me bajó los pantalones…
Todos miraban y escuchaban atentos a Julián excepto yo que seguía preocupado de las aves que ahora me miraban fijamente a los ojos.
- Nada- comenzaba a reír- todo esto a sido una maldita puta mentira
- Que! no te lo puedo creer si me la creí toda hueon!!!- decía Balta con el pito en la mano mientras miraba asombrado a Julián- deberías ser actor no se que mierda haces estudiando Química farmacéutica.
- Si ya me lo han dicho antes- Respondía, mientras gestualmente le pedía el caño a Balta.
Los movimientos se vuelven cada vez más torpes y escucho que Balta en cámara lenta se ríe mirando hacia el suelo.
- E l t i e m p o e s c o m o e l f u e g o q u e m e q u e m a p e r o yo s o ye l f u e g o- decía Pascal alargando las palabras que se volvían cada vez mas difusas y pausadas.
- T e n g o h a m b r e
- E s t a o s c u r e c i e n d o
- ¿ A l g u i e n t i e n e h o r a?
El pájaro no me ha sacado los ojos de encima, me esta dando miedo, temo cualquier movimiento que puedan emitir sus alas.
-T e n g o l a g a r g a n t a s e c a.
El ruido de grillos se hacia insoportable, era como si cada especie que habitara en este recóndito lugar tuviere el deseo de despedazarnos y comernos en pequeños trocitos de carne.
El ave aún me mira fijamente a los ojos, esta decidido a quedarse estático ahí, planeando el momento perfecto para atacarme y llevarme al infierno.
Los presentes tienen los ojos bastantes rojos, lastima que nadie trajo las gotitas.
Felipe Barría
Suscribirse a:
Entradas (Atom)