miércoles, 14 de abril de 2010

Papíto









Despertó temprano por la mañana como cualquier día de la semana. Apagó el despertador y vio la hora en colores rojos digitales.

Fue a la cocina, se preparó un pan tostado con mantequilla que fue triturando mientras salía de la casa para ir a dejar a sus hijitas al colegio. Se subieron al auto y partieron. Cuando llegaron a la escuela, sus hijas se inclinaron hacia delante y le dieron un beso en la mejilla recién afeitada. Dijeron “Chao Papi que tengas un buen día” y se alejaron con sus mochilitas con rueditas, hasta perderse por entremedio de un mar de niños con uniformes azules.

Avanzó por la avenida, abrió la ventana y sintió su pelo flotar en el aire. Movió la perilla de la radio y buscó una estación que fuera de su agrado. Desde los parlantes sonaba una canción de cumbia que cantaba en voz baja con la cara sonriente. Se dirigió a una estación de servicios, estacionó el auto y caminó hasta el punto de comidas. Entró, sintió el fuerte aroma a café y saludo a un par de colegas que tomaban el desayuno.
Se acercó.

-Buenos días caballeros- dijo.


Los tipos no respondieron, alzaron el brazo con los ojos pegados a la televisión.

-¿Que pasó, que pasó?- Dijo dándose vuelta al televisor.


Vio las imágenes y llevaban preso a un joven de unos diecisiete años, iba con la cabeza agachada y pegando patadas a las personas que obstruían su paso.


-Se pasó- añadió un colega- Hoy en día los jóvenes no tienen ningún respeto.

-Cría cuervos y te sacaran los ojos- Agregó otro que daba pequeños sorbos a su taza de café.


Pensó en que esa realidad estaba lejos de afectarle. Se sintió orgulloso de su labor como padre y se alejó.

Entró al auto, agarró el diario que estaba en el asiento del copiloto y le echó una mirada a la portada. Se interesó en un artículo y buscó la página. Golpearon su ventana, miró al lado y observó a dos jóvenes solicitando un viaje.

Bajó la ventana.


-Oiga caballero, ¿está de servicio?

Los miro a la cara y vio que el que estaba parado a la derecha tenía un asqueroso herpe en el labio.

-Yo-responde confundido- estaba en mi hora libre pero…-oscila- creo que puedo hacer una excepción.

Los chicos caminan a la parte trasera del auto, tratan de abrir la puerta. No cede. El conductor sube el pestillo. Entran.


- ¿A donde los llevo?

- Siga derecho, nosotros le vamos diciendo- agregó el otro.


Jaló la palanca amarilla hacia abajo y el taxímetro marcó los primeros dígitos.

Aceleró. Los jóvenes atrás vociferaban. El de la ventana de la izquierda llevaba una visera roja y miraba el paisaje en movimiento. Dibujaba en el vaho símbolos parecidos a los que estaban afuera de la casa del conductor y que tanto le molestaban. Un día, antes de ir a dejar a sus hijas al colegio vio que su pared de entrada estaba completamente rayada y pegó un grito enorme al cielo. Maldijo. Después, indignado, fue a una tienda de pinturas a comprar tarros del mismo color que el de su muralla. Llegó a su casa y esparció la brocha hacia arriba y abajo hasta borrar esos símbolos desconocidos.




-Disculpe Caballero, ¿Cómo se llama usted?

Miró de reojo por el espejo retrovisor y respondió.

-Jonny… Jonny Gómez. ¿Por qué?- levantaba una ceja.

-No nada, solo preguntaba no más.


El taxímetro marcaba 2500 pesos.

- ¿Adonde van, jóvenes?

- Un poquito más allá, es que no sabemos bien la dirección. Siga derecho no mas- Dijo, el chico de visera roja, tapándose la boca con la mano.

- -Bueno señor, usted manda- respondió irónicamente.


Siguió derecho.

-Señor, ¿puede subirle un poquito el volumen a esta canción por favor?

-Mmm....., esta bien.

Movió la perilla a la derecha y el sonido fue aumentando progresivamente. Sonaba “Viaje sin rumbo” de Tiro de gracia. Los jóvenes de atrás conversaban algo en secreto. El tipo de la visera colocó la mochila sobre sus piernas, abrió el cierre y sacó un revolver gastado de color metálico oxidado. Lo guardó por debajo de su mochila y le puso el seguro.

-Cabros, le voy a bajar un poco el volumen por que no escucho el radio.

Nadie respondió. Giró la perilla hacia la izquierda y la música fue disminuyendo.


-Señor se puede fumar dentro del auto.

El taxímetro marcaba 5000 pesos.

-Bueno, esta bien- dijo dubitativo- pero abran las ventanas, por que si me queman el asiento, les cobro el doble. Ya están advertidos-agregó, en tono amenazante.

El joven de la derecha saco una cajetilla del bolsillo. La abrió y colocó un cigarrillo en sus labios con herpes.

-Caballero ¿tiene fuego?

-Sí.

Alzó su mano hacia el botoncito encendedor y esperó a que este saltara. Lo agarró y lo pasó para atrás mientras conducía, afirmando el volante con una mano.

-Cuidado que esta caliente- dijo.

El joven de la derecha recibió el encendedor y prendió el cigarro. Dio una calada. Bajó un poco la ventana y echó las cenizas al aire.

- Oiga señor ¿quien es esa niñita que sale en la foto?- Preguntó el tipo con visera roja.

- Mi hija mayor- respondió sonriendo- Es preciosa ¿cierto?

- Si, es súper bonita, se parece caleta a usted.

- …

- Puede doblar aquí a la derecha, porfa.




Dobla. Acelera. Coloca tercera. Pasa un auto que iba demasiado lento.


El Taxímetro marcaba 8000 pesos.

- Cabros si ven a un policía tienen que tirar el cigarro, por que esta estrictamente prohibido fumar dentro de un taxi.

- Si señor, no se preocupe, si la hacemos piola nosotros.


El tipo de la derecha esbozo una sonrisa y agregó- La hacemos de vivo, de shoro.

Luz roja, el auto frenó.

-Disculpe señor ¿le puedo hacer una pregunta de ingenio?

-Eh no soy muy bueno para esas cosas, pero haber dígala no mas.

- Usted necesita llegar a un camino.

-¿ya?

-Pero no sabe como hacerlo y se encuentra con dos tipos, uno dice la verdad y el otro miente. Usted tiene derecho a formular una sola pregunta. ¿Cual seria? Considere que tiene que llegar a ese camino y solo una de esas dos personas le puede dar la información adecuada.

-Esta difícil, me la dejaste pelua cabrito. Haber- dice pensando, llevándose el dedo índice a la sien.

-¿Se rinde señor? ¿Le Gano la pregunta acaso?

-Mas respeto cabrito por que si quiero te bajo ahora mismo.

-No vale la pena ponerse agresivo caballero, ¿lo sabe o no?

-Diría…-pensaba, mirando la calle que se presentaba al frente de él- ¿es cierto que este es el camino correcto?

El joven de visera aplaudió y dijo.

-Wenaaaa, esa era la respuesta. Parece que usted no es nada de tonto.

-No po cabrito, si cuando ustedes van yo…

-¿Vengo de vuelta?- Repuso mirándolo a los ojos por el espejo retrovisor.

-Si, si eso- respondió con extrañeza.

Luz verde. Enganchó primera y partió

Miró al taxímetro y se dio cuenta de que estaba en una cifra muy elevada. Todas estas preguntas lo estaban distrayendo demasiado. Tenía hambre. El estomago le crujía, deseaba con toda su alma dejar a los jóvenes en su destino para poder ir a saciar el hambre, comerse un completo gigante, con extra palta en alguna picada.



Escuchaba que los jóvenes de atrás hablaban en clave, disminuyó la velocidad y buscó un lugar para poder estacionarse.

-¿Por que disminuye la velocidad?

Empezó a sudar, estaba nervioso y mareado de dar tantas vueltas. Sus manos transpiraban y dejaban el volante resbaladizo. Miró hacia atrás con nerviosismo, agarró el radio y busco respaldo de sus amigos. Dijo “Charlie 3” miró para atrás con desconfianza y gritó.

-El taxímetro va en 25 lucas y siento que me estoy dando vueltas como un imbecil. ¿Tienen la plata o no por la mierda?

El joven con visera sacó el seguro de la pistola por debajo de la mochila.



- No sé, no sé, ya maneje no mas, diríjase hasta donde le decimos. Pare de hacer preguntas hueonas.

- ¿Como que preguntas hueonas? cabro de mierda. Se bajan ahora mismo.


Disminuyó la velocidad a 20 Km. por hora y se estacionó al lado de un terreno baldío. Afuera el polvo nublaba las ventanas.

-Ya viejo conchetumadre- gritó el joven de visera- Si parai el auto te rajo ahora mismo culiao maricon hijo de perra- Le colocó el revolver al lado del estomago. El tipo con herpes lo ahorcaba para que no se pudiera mover- ahora iremos a otra dirección, así que mas te vale apagar la weaita del taxímetro por que andamos patos.

Jonny con sus brazos temblando hizo caso de las peticiones del joven. Bajó la palanca amarilla.

Sentía reflujos subir violentamente desde su estomago.

-Por favor, no me hagan daño, si quieren no me pagan nada- decía con la voz quebrada- pero porfav...

-Ya conchetumadre, entonces sigue las indicaciones que te vamos dando- Le pegó un combo en la cara y le partió el labio. Chorreaba sangre.

Prendió nuevamente el auto y lo puso en marcha.

Sentía el revolver hundirse en el lado lateral de su estomago y pensaba en su familia, en sus hijas y en su señora. El sudor le brotaba por el cuerpo, caia por la frente y chocaba con sus labios temblantes.

-Mira maricón culiado, metete por esta calle a la derecha, vamos a la población Esperanza, casa 117 y no me hagáis repetírtelo por que o si no te mato ahora mismo, conchetumadre.- Gritaba exaltado con la pistola tiritando.

- Ya escuchaste hueono- decía el tipo de labios con herpes- si no haci caso te vamos a pitiarte viejo maraco- desde el asiento trasero le lanzó una patada en la cabeza, con sus “Nike Shocks, se pegó contra el manubrio y salio un diente volando.

Bip Bip

Esquibaba los autos. Recuperó el control del volante y avanzó por la avenida. Todo se le daba vueltas a su alrededor como una vorágine aturdidora. Vomitó y manchó el manubrio, sus manos y parte del parabrisas con su desayuno de tostadas con mantequilla.
Dobló por la calle que le indicaron con la respiración entrecortada. Jadeante. Su cara sangraba .Avanzó un par de metros y disminuyó la velocidad, puso neutro y estacionó el auto frente a la casa 117.

-Bájate rapio conchetumadre- decía el joven de visera abriéndole la puerta- cualquier paso en falso y te rajo viejo culiao, te rajo- le gritaba.


Caminaron a la casa. El tipo de la visera roja abrió la reja con sus llaves. Luego lo agarró del cuello y lo redujo llevando su cabeza hacia su cuerpo. El tipo con herpes llevaba la pistola y lo iba siguiendo detrás. Pasaron el jardín de cemento con plantas muertas. Jonny sangraba y manchaba el piso. Abrió la puerta mientras sostenía el cuello de Jonny y entró a la casa. Pasaron directamente al living comedor que era de un ambiente, tenía una mesa de madera gastada y un mantel lleno de manchas de comida. Avanzaron por el pasillo. El chico de la visera abrió delicadamente la puerta y esta cedió de inmediato. En la pieza había una mujer de cuarenta años, acostada, delgadísima y con manchas rojas en la cara. Estaba agonizando.

-Mira viejo culeado, te acordai de ella conchetumadre-Le agarraba la cara aprentandola y apuntándola a la mujer.

Jonny no respondía, le brotaban las lágrimas y su cuerpo temblaba.

-Si que sabi quien es, es mi mamita hueon y esta a apunto de morirse. Tiene sida- explicaba llorando- Vo conchetumadre poco hombre estay aquí para hacerla feliz. Su último deseo antes de morir es hacer el amor contigo, así que bájate los pantalones y cumple por una vez en tu vida, Maricón.


Jonny entró a la pieza, solo, espantado, cerró la puerta y se acostó al lado de su Ex mujer. La miró y pudo absorber todo el sufrimiento que irradiaban sus ojos pequeños. Sintió un vacío enorme y le acarició el pelo. Ella lo miro desvaneciéndose y le dijo.

-Jonny, te eché tanto de menos.


Agarró su cara suavemente, palpó sus mejillas, se inclinó y le besó la frente. Sin decirle nada agarró un cojín y se acostó al lado de ella escuchándola toser. La mujer lo agarró de la mano y le dijo que se marchara, el no le hizo caso y se quedó con ella. Pasó un rato, una hora más o menos y vio que estaba dormida. Le dio un beso de despedida en la mejilla, se levantó de la cama y abrió la puerta. Al salir de la pieza vio que Huguito estaba dormido, descansando, sentado en una silla, con su cabeza apoyada en sus brazos tatuados, con su visera roja y su pistola apuntando al suelo. Emitió el menor sonido posible, calculó sus pasos en silencio y se desplazó como un fanstama hacia la salida. Cruzó el patio de cemento, sigilosamente y vio su taxi afuera, en la calle, con las puertas abiertas.








Felipe Barría

2 comentarios:

  1. Esta historia es bien diferente a las otras.
    El vocabulario de Huguito se parece mucho al que usa usted don feli en los carretes jajajajajajajaaj xD!!, al leer la historia pensaba q yo era el taxista y q me ocurrian esas cosas. Estay escribiendo cada vez mejro feli !! hay algo q todavia no descubro q atrae a la historia.

    Sigue asi !!

    El final me gusto harto!

    nos vemos le finde don feli!

    Gomez

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  2. me gustó harto...
    mucho talento

    pero la respuesta del acertijo no es esa jaja
    es "¿que me diria el otro si le pregunto por la puerta correcta?"...

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